lunes, 9 de febrero de 2009

SPAEMANN: RATZINGER, UNA "CARICATURA" EN LOS MEDIOS.



Spaemann: Ratzinger, una “caricatura” en los medios

Andrea Galli. Avvenire - 09/02/2009


En la prensa alemana prevalece una “histeria colectiva” tras el gesto del Papa hacia los lefevbrianos: habla el filósofo. Robert Spaemann, uno de los más importantes pensadores alemanes contemporáneos, profesor emérito de Filosofía en la Universidad Ludwig-Maximilians de Mónaco, dice sentirse “físicamente mal” al ver la prensa alemana estos días y al leer los “increíbles juicios sobre la figura de Benedicto XVI y sobre su Magisterio”.


Profesor, Angela Merkel le ha preguntado “claramente” al Vaticano por su posición sobre el Holocausto. ¿Qué está ocurriendo?

En este momento en Alemana hay una especie de histeria colectiva, difícilmente explicable con los hechos porque dudar de la postura del Papa sobre los conflictos que suceden en el mundo hebreo o de su radical condena hacia el antisemitismo es simplemente absurdo. El motivo de esta historia está relacionado con que en los medios alemanes Benedicto XVI ha estado presentado todos estos años, de manera reiterada, como un oscuro dogmático. Y en muchos periodistas se ha ido acumulando una gran frustración al ver que el Papa no entraba en este juego. Ahora creen haber encontrado la ocasión que confirma sus prejuicios.

El segundo motivo es que hay una gran oposición a una reconciliación de la Iglesia con el mundo tradicional, así la entrevista del obispo lefebvriano Williamson ha sido vista como una ocasión formidable para tratar de ahondar en este proceso.

¿Cómo fue comunicada la noticia del levantamiento de la excomunión de los cuatro obispos lefebrianos?

No han sido explicados para nada ni el sentido profundo de esta decisión ni en los términos justos de la cuestión. El Papa, por ejemplo, ha levantado la excomunión latae sententiae también a los obispos chinos ordenados de manera ilícita –los llamados de la iglesia patriótica- que en algunos casos han continuado manteniendo su encargo. Cuando esto ocurrió ninguno protestó. Ahora, Benedicto XVI ha tenido un gesto parecido y creo que no habría podido hacer otra cosa, queriendo ser verdaderamente un padre, un pastor, desde el momento en que repetidamente le fue pedido por parte de los lefebvrianos de levantar la excomunión, causa de un “gran dolor”. Si no lo hubiera hecho por considerarlo una mera oportunidad política no se hubiera comportado como padre. Estos cuatro obispos pueden ahora de nuevo confesarse, obtener la absolución de sus propios pecados, tomar la comunión y morir con los Sacramentos. Y non han sido reconfirmados como los obispos chinos.

Todo esto ha sido completamente omitido en los artículos que se han estado publicando estos días. También, cabe destacar, tal y como ha estado gestada la comunicación por parte del Vaticano, que hay algo que no funciona del todo.

¿Cuáles son los obstáculos que en Alemania hacen difícil a muchos, en los medios, comprender este papado?

Como dije anteriormente, más que una falta de comprensión, se trata de la dificultad de aceptar un Pontificado que huye de las cosas falsas. Un Papa que, simplemente, propone la Doctrina de la Iglesia y lo hace sin aquella dureza que muchos se esperaban pero con gran dulzura y calma.

¿Cuánto cuesta la hostilidad hacia la hermenéutica que Benedicto XVI da del Concilio Vaticano II, visto como reforma de la Iglesia en la continuidad con la tradición?

Cuesta mucho. La aplicación del modo propio Summorum Pontificum ha tenido grandes críticas. Ahora, aquellos que han obstaculizado todo consideran esta unión aberrante: Misa antigua igual a la negación del Holocausto. Al menos el diablo habría escogido otra manera más eficaz para difamar una decisión papal que, como decía él, está relacionado con la continuidad de la hermenéutica en cuanto respecta al Vaticano II.

Así, los que se denominan “progresistas” son los contrarios de los tradicionalistas. Ambos, desde posiciones opuestas, sostienen que el Vaticano II ha sido un nuevo y radical comienzo con el que la Iglesia preconciliar ha estado, de alguna manera, liquidada.

Al defender esto, se defiende lo sucesivo. El Papa siempre ha debatido la absoluta importancia del Vaticano II, pero de leer en continuidad con lo precedente, no como el comienzo de una época totalmente nueva de la Iglesia. Es un concilio no dogmático, sobre los que algunos puntos son lícitos a una discusión. Aquello me produjo la idea de que vendrá ahora con la Fraternidad de san Pío V: que no haya más rechazo en bloque al Vaticano II, pero sí un diálogo abierto y franco.

Andrea Galli


Traducido por Análisis Digital


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