martes, 11 de agosto de 2009

LOS CINCO DÍAS QUE ESTREMECIERON EL CÁUCASO

Martes 11 de Agosto de 2009
Mayo 2009. Numero 163
Los cinco días que estremecieron al Cáucaso
Por Vicken Cheterian, enviado especial

Fuente: Le Monde diplomatique



¿Por qué Georgia atacó Osetia del Sur el 7 de agosto de 2008? La respuesta rusa sembró el pánico en las cancillerías, confirmando el riesgo de la desestabilización de un Cáucaso bajo tensión. Algunos meses después de la humillante derrota del ejército de Tiflis, los pormenores de esta guerra relámpago permanecen difusos. Sus consecuencias también. El apoyo internacional al gobierno de Georgia se ha ido diluyendo. En el seno de la población georgiana, el devenir de las dos provincias separatistas, Abjasia y Osetia, suscita reacciones encontradas.


Una estatua gigante de Joseph Stalin impera aún en el centro de Gori, en Georgia, ciudad natal del ex dirigente de la URSS. A unos cientos de metros, la vieja aula de una escuela primaria alberga a Nana Beruashvili, de 46 años, y a sus dos hijos, así como a otras cuatro familias desplazadas. Una decena de kilómetros la separan de Eredvi, su pueblo natal en Osetia del Sur, muy cerca de Tsjinvali, la capital. Dos días después del inicio de los combates, el 7 de agosto de 2008, Beruashvili huyó del lugar. Hoy ya no puede volver a su casa. Está destruida. "Los osetios me exigen que saque un pasaporte ruso, si quiero volver -explica-. Nadie en el pueblo puede aceptarlo. ¡Somos georgianos!".

Beruashvili no siente sin embargo ningún odio por los osetios, y la calidad de sus relaciones con los habitantes de los pueblos vecinos lo demuestra. El 5 de agosto de 2008, dos días antes del comienzo de la guerra, se dirigió por última vez al mercado de Tsjinvali, donde vendió lechugas y tomates, e hizo algunas compras antes de tomar el autobús para Eredvi. Aunque su pueblo, bajo control de la policía georgiana, esté rodeado de aglomeraciones osetias, la situación estuvo en calma hasta el fatídico día. A pesar de su dolor y las pérdidas sufridas, Beruashvili asegura que los osetios son "buena gente" que sólo quieren una cosa: paz y seguridad.



En Georgia, habría podido esperarse una fuerte hostilidad respecto de los osetios o los rusos. Ahora bien, en las calles de Tiflis, la capital, aún se oye hablar ruso, especialmente en los barrios con gran concentración de minorías, donde esta lengua sigue siendo predominante. Si bien, a lo largo de los últimos años de la era soviética la movilización étnica y las tensiones intercomunitarias generaban enfrentamientos y guerras, incluso en Osetia del Sur, actualmente no existe ningún problema de este tipo en Georgia. El conflicto es de otra naturaleza: enfrenta a ejércitos regulares que se encuentran bajo las órdenes de sus dirigentes. La pregunta "¿quién desató la guerra?" está cargada pues de consecuencias políticas.

Esta guerra de cinco días, desatada el 7 de agosto de 2008, continúa siendo un enigma. ¿Por qué los georgianos enviaron sus tropas a Tsjinvali, cuando las fuerzas rusas se estacionaban allí bajo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)? ¿Por qué los países occidentales y en particular Estados Unidos no hicieron todo lo necesario para impedir la posible destrucción de su aliado, aun a riesgo de hacer tambalear una vez más su imagen internacional? La concentración de fuerzas georgianas y rusas en el interior y alrededor de Osetia del Sur y -anteriormente- en Abjasia, era un signo flagrante de violencia en ciernes. En 2004 y 2006, Estados Unidos se había opuesto a la invasión a Osetia del Sur por parte de Georgia, lo que causó entre otras cosas el desplazamiento del ministro de Defensa georgiano Irakli Okruashvili, un belicista que había hecho la promesa de celebrar el comienzo de 2007 en Tsjinvali. ¿Por qué no se opuso esta vez?

Consultado sobre la estrategia de su país y sobre sus errores, Alexander Lomaia, secretario del Consejo de Seguridad Nacional georgiano y colaborador cercano del presidente Mijail Saakashvili (1), afirma que los medios de comunicación occidentales cometieron un error al dar a entender que Georgia había provocado el conflicto: "La guerra no tenía como objetivo ‘proteger a los ciudadanos rusos' (tal como pretendían los dirigentes rusos). Nada tenía que ver con Osetia del Sur, ni tampoco con Georgia. Es Rusia la que quiere imponerse y rediseñar unilateralmente el mapa de Europa". Según él, y a pesar de las malas relaciones bilaterales, los dirigentes georgianos estaban dispuestos, antes de la guerra, a discutir con Moscú: "Les hicimos saber claramente a nuestros aliados rusos que estábamos dispuestos a negociar todo, excepto la soberanía y la integridad nacionales". Lomaia insiste en lo que devino actualmente la posición oficial de Tiflis: fueron los movimientos masivos de las tropas rusas la noche del 7 de agosto (más de ciento cincuenta camiones militares atravesando las montañas rusas del Cáucaso por el túnel de Roki en dirección a Osetia del Sur) los que obligaron a Georgia a reaccionar para defender su territorio (2).

La cronología de los hechos, establecida por los medios de comunicación, no corrobora la teoría georgiana de la autodefensa. En octubre de 2008, apenas unos días después de la retirada de las tropas rusas de la "zona tapón", visitamos el pueblo de Ergneti, a escasos dos kilómetros al sur de Tsjinvali. Destruidas en gran parte, la mayoría de sus viviendas fueron incendiadas desde dentro luego de haber sido sin duda saqueadas. Sólo una casa presentaba impactos de balas y explosiones, prueba de que ningún combate serio se había librado en el pueblo. Si las tropas georgianas hubieran querido defender a su país de una eventual invasión rusa, es ahí donde habrían debido intervenir.




Después de la guerra, los medios de comunicación occidentales apoyaron en gran medida a Georgia, reconociendo que ésta había provocado el ataque contra Tsjinvali. Sin embargo, no deja de ser cierto que en tres días, el ejército georgiano estaba prácticamente desintegrado, mientras que las fuerzas rusas avanzaban hacia el corazón de Georgia, ocupando la ciudad de Gori -dividiendo así al país en dos- así como Zugdidi, Poti y Senaki, ciudades situadas al oeste del país. Todos temían que las Fuerzas Especiales rusas penetraran en Tiflis para detener a los dirigentes georgianos. Si Moscú lo hubiera decidido, ningún obstáculo militar lo habría impedido. Convirtiendo así a Georgia en una víctima potencial a los ojos de los medios de comunicación.

Pero, a partir de la retirada de las fuerzas rusas del territorio georgiano detrás de las antiguas fronteras administrativas soviéticas de Osetia del Sur y de Abjasia, la situación cambió. Se impuso entonces una pregunta: ¿por qué atacó Georgia (3)? Las respuestas dadas por los dirigentes georgianos no han sido consideradas satisfactorias y el país ya no tiene muy buena prensa. Basándose en las declaraciones de dos observadores militares de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), The New York Times se preguntó sobre la responsabilidad de Georgia en el conflicto: "El ejército georgiano, inexperto, atacó la capital separatista aislada de Tsjinvali, el 7 de agosto, haciendo un uso indebido de la artillería y los misiles, poniendo así en peligro a civiles, a fuerzas para el mantenimiento de la paz y a observadores rusos desarmados" (4). Dirigentes georgianos insistieron que sus operaciones militares apuntaban a proteger a varios pueblos con importantes minorías georgianas alrededor de Tsjinvali de los disparos de la artillería. Sin embargo, tal como relata The New York Times , los observadores de la OSCE, luego de haber consultado a diplomáticos occidentales establecidos en Tiflis, afirmaron que no habían comprobado nada semejante.
Las polémicas sobre las responsabilidades en el desencadenamiento del conflicto se multiplican. Bajo la presión de los dirigentes de la oposición, el Parlamento georgiano llevó a cabo una serie de audiencias para aclarar la cuestión. La Unión Europea, por su parte, recurrió a la capacidad de Heidi Tagliavini, una diplomática suiza designada al frente de una comisión especial (5).

Sin embargo, cualesquiera que sean las conclusiones, nunca serán lo suficientemente pertinentes desde el punto de vista político. La comisión presentará su informe en noviembre de 2009; pero Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea ya tomaron posición y las organizaciones internacionales encargadas de manejar la situación en Georgia dieron muestras de su impotencia: a pesar de sus informes cada vez más alarmantes, en 2008, la comunidad internacional no pudo contener la escalada de violencia.

Prueba del gran apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea al gobierno georgiano, el 22 de octubre de 2008, en Bruselas, los países donantes prometieron la suma de 3.440 millones de euros (6). Destinada a la asistencia humanitaria y a la reconstrucción, la ayuda internacional servirá también para estabilizar las finanzas del país e impedir una crisis económica mayor como consecuencia del conflicto. Estos fondos, esenciales para la administración georgiana, evitarán el deterioro económico y la movilización de la oposición en las calles de Tiflis.

Nino Burjanadze, ex portavoz del Parlamento georgiano, afirma "Lo que se produjo en Osetia del Sur fue una provocación preparada durante mucho tiempo por Rusia. El problema es que nuestro propio gobierno nos ha empujado a esta trampa". Para ella, la resolución del conflicto en Abjasia y Osetia del Sur es un asunto que llevará mucho tiempo y "que excluye el recurso a la fuerza". "Este gobierno es incapaz de construir la confianza", se lamenta. El 18 de agosto, solicitó la apertura de una investigación sobre los orígenes de la guerra (7). Durante mucho tiempo considerada la segunda personalidad política de Georgia, Burjanadze ya había tomado distancia de Saakashvili en abril. Desde entonces, sus diferencias no dejaron de acentuarse y, en noviembre, anunció la creación de un nuevo partido de oposición. A fines de diciembre, Irakli Alasania, ex embajador de Georgia en Nueva York, reunió a su vez a la oposición y llamó a elecciones anticipadas.

¿Alentarán a la oposición georgiana estas nuevas defecciones? ¿Están contados los días de la Administración de Saakashvili? No es posible asegurarlo. Los demás partidos opositores dudan en sumarse a Burjanadze, quien permaneció en el poder cuando las autoridades georgianas reprimieron las manifestaciones de la oposición, el 7 de noviembre de 2007, y cuando las tropas del Ministerio del Interior destrozaron las oficinas del canal de televisión Imedi.

Es verdad que en otoño de 2007, una coalición de partidos de oposición georgianos había logrado movilizar a miles de personas insatisfechas con las reformas sociales y económicas. Pero la estrategia de Saakashvili y la debilidad de la oposición pusieron fin a esta reacción popular. A petición de la oposición, que reclamaba nuevas elecciones parlamentarias, el presidente georgiano organizó primero un escrutinio presidencial, en enero de 2008, en el que obtuvo, en primera vuelta, el 53,47% de los votos.

A pesar de las protestas de la oposición que, denunciando múltiples fraudes, exigió una segunda vuelta, la suerte estaba echada: en mayo, el partido en el poder, el Movimiento Nacional Unido (MNU), se impuso en las elecciones parlamentarias. A menos que los occidentales (europeos y norteamericanos) retiren su apoyo a Saakashvili, o que una crisis económica mayor genere nuevas manifestaciones, la oposición georgiana tiene pocas posibilidades de derrocar a la Administración actual, o incluso de cambiar el curso de la vida política.

A pesar de todo, se perciben cambios en el seno de la población. En marzo de 2007, en Tiflis, un centro para la defensa de los derechos humanos -The Human Rights Centre (HRIDC)- lanzó una campaña de disculpas al pueblo abjasio por la guerra librada en 1992 por Georgia (8). La primera, la organización no gubernamental (ONG) quería provocar un debate sobre el papel de Georgia en un conflicto que lleva más de quince años, en el momento mismo en que las tensiones amenazaban con generar nuevas guerras.

Esta campaña revestía una importancia excepcional en la medida en que expresaba la idea de que la normalización entre ambos pueblos debía pasar, del lado georgiano, por el reconocimiento de los miedos existenciales de los abjasios, traumatizados por la guerra. La elite política georgiana había ignorado siempre los temores reales y legítimos de los pueblos abjasio y osetio. A pesar de su victoria militar en 1993, los abjasios siguen siendo muy vulnerables y aún temen ser aniquilados en un conflicto prolongado con Georgia. La población de abjasios que vive en Abjasia se estima en noventa y cuatro mil personas (9).

En Osetia del Sur, los temores eran más inmediatos. Contrariamente a la de Abjasia, la población georgiana no vivió una limpieza étnica durante la guerra anterior (1989-1992), lo que aceleró evidentemente la normalización de las relaciones tras la firma del cese el fuego. A pesar de la ausencia de iniciativas de paz serias y de la existencia de un bloqueo oficial de la república secesionista, cuando Saakashvili accedió al poder, en 2004, la convivencia entre osetios y georgianos se había restablecido.




Pero, a partir de esa fecha, el retorno de las presiones políticas y militares sobre Osetia del Sur para que volviera al seno georgiano reveló la precariedad de las posiciones osetias: Tsjinvali, ciudad de treinta mil habitantes, fue inmediatamente rodeada en todas partes por pueblos georgianos cuya seguridad estaba en manos de la policía georgiana. La construcción de una importante base militar en Gori, a menos de media hora en automóvil de Tsjinvali, representaba para los habitantes de la capital osetia una amenaza constante (10).

Diferencias fundamentales separan a Abjasia de Osetia del Sur. Ésta última es una región pobre y montañosa sin mayor importancia estratégica, contrariamente a Abjasia, dotada de un importante potencial agrícola y turístico gracias a su extensa costa sobre el Mar Negro. Devenida totalmente dependiente de la ayuda rusa, Osetia del Sur ha manifestado en varias ocasiones su deseo de integrar la Federación Rusa. Sus dirigentes políticos y militares son designados por el Kremlin -como Aslanbek Bulatsev-, ex director de los servicios fiscales de Osetia del Norte (una república de la Federación Rusa), designado recientemente Primer Ministro de Osetia del Sur (11). Abjasia, en cambio, se ha preocupado siempre por conservar su independencia y jamás expresó el deseo de formar parte de la Federación Rusa.

El reconocimiento de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur por parte de Rusia podría, en el corto plazo, tranquilizar a Tsjinvali. Sin embargo, los problemas que originaron el conflicto persisten y se acentúan. La guerra de agosto de 2008 puso fin a la presencia de las minorías georgianas en Osetia del Sur. Sus pueblos fueron saqueados y destruidos, y más de quince mil de sus habitantes fueron desplazados al interior del territorio georgiano. Osetia del Sur se extiende al sur de las montañas caucásicas y sus vías de comunicación atraviesan el valle central de Georgia; el proyecto de dividir la provincia del resto de Georgia para unirla a Rusia refleja un voluntarismo político que va en contra de su topografía. Semejante situación sólo podría perdurar al precio de fuertes tensiones.

Por otra parte, el ejército ruso contempla construir bases militares en Osetia del Sur y en Abjasia. Confiando en su última experiencia, Georgia planea, por su parte, reconstruir su ejército, adquiriendo esta vez misiles antitanques y antiaéreos modernos. La guerra incrementó la amenaza: antes, Tiflis había combatido a los movimientos separatistas de minorías étnicas; en 2008, combatió al ejército ruso.

La guerra produjo también el retorno de bases militares rusas al corazón del territorio georgiano, apenas un año después de la evacuación de las bases rusas de Batumi y Ajalkalaki. Ronald Mangum, general estadounidense retirado establecido en Tiflis desde hace tres años, y supervisor del Programa georgiano para la Reforma de la Defensa, explica: "Antes del conflicto del mes de agosto, Georgia podía proteger su mitad oriental bloqueando el túnel de Roki y el paso de Kazbegi. Pero ahora existe este enorme globo (Osetia del Sur) con una base militar rusa en el centro del país".

El viceministro de Relaciones Exteriores abjasio, Maxim Gunjia, está preocupado por la continuidad de un conflicto de baja intensidad. Según él, el ejército georgiano "insiste en penetrar en Abjasia con el fin de desestabilizar la situación". Afirma además que las autoridades georgianas liberaron recientemente a Dato Shengelia, ex jefe de los Forest Brothers , un grupo de guerrilleros apoyados por el Ministerio del Interior georgiano y que opera en distrito de Gali, en el sur de Abjasia. Estas fuerzas paramilitares fueron desmanteladas tras la elección de Saakashvili en 2004, pero al parecer habrían sido reactivadas a comienzos de 2008 (12). La liberación de Dato Shengelia apuntaría a reanimarlas.

Rusia mantiene las presiones para marginar a Tiflis y los países occidentales en Georgia. Por otra parte se niega a renovar el mandato de la OSCE en Georgia. En lugar de entonar un mea culpa por su fracaso en la prevención de una nueva guerra en el Cáucaso, las organizaciones internacionales administran sus rivalidades internas y se muestran impotentes ante la ofensiva rusa.

La guerra del verano pasado no generará ciertamente una "nueva guerra fría", tal como pudo pensarse entonces. Lo que no es óbice para que Georgia se haya convertido en un laboratorio donde las grandes potencias prueban la extensión y los límites de su poder.


Notas:

(1) Tras el conflicto, Lomaia desempeñó un papel clave en las negociaciones con el ejército ruso (véase el informe de Jonathan Littell, "Carnet de route en Géorgie", Le Monde 2 , París, 3 de octubre de 2008). Desde diciembre de 2008, es representante de Georgia ante Naciones Unidas en Nueva York.
(2) Para defender su posición, Georgia reveló el contenido de las comunicaciones telefónicas entre las Fuerzas Armadas rusas y Osetia del Sur. Los textos están disponibles en inglés en: http://graphics8.nytimes.com/packages/pdf/world/2008/09/20080916_Georgia_Transcript.pdf
(3) Es el caso de algunas investigaciones, como el artículo de Tim Whewell, "Georgia accused of Targeting Civilians", BBC News , 28 de octubre de 2008.
(4) C. J. Chivers y Ellen Barry, "Georgia Claims on Russia War Called into Question", The New York Times , Nueva York, 7 de noviembre de 2008.
(5) Philippa Runner, "EU Drafts Broad Mandate for Georgia War Probe", EUobserver , Bruselas, 19 de noviembre de 2008.
(6) "Georgia Donors Conference", Ec.europa.eu, Bruselas, 22 de octubre de 2008.
(7) Matt Robinson y Margarita Antidze, "L'opposition géorgienne promet de poser des questions difficiles", Reuters, Tiflis, 18 de agosto de 2008.
(8) www.apsni.org
(9) Según datos oficiales abjasios publicados en 2003, la población total de Abjasia ascendería a 215.000 personas. Según otras cifras, los abjasios que viven en Abjasia serían 70.000.
(10) Vicken Cheterian, "La revolución de las rosas", Le Monde diplomatique en español , julio de 2007.
(11) James Kliner, "South Ossetia appoints former Russian official as PM", Reuters, Moscú, 22 de octubre de 2008.
(12) International Crisis Group, "Georgia and Russia: Clashing over Abkhazia", Europe Report , N° 193, 5 de junio de 2008.

ENTREVISTA A EMILIO MARTÍNEZ ALBESA




Balance de 150 años de separación Iglesia-Estado en México

Entrevista al historiador Emilio Martínez Albesa


ROMA, jueves 30 de julio de 2009 (ZENIT.org).- México está cumpliendo en este verano 150 años de las Leyes de Reforma, con las que Benito Juárez fijó la separación entre la Iglesia y el Estado.

ZENIT ha entrevistado al historiador Emilio Martínez Albesa, autor de la obra "La Constitución de 1857. Catolicismo y liberalismo en México" (3 tomos, Porrúa 2007) y profesor de Historia de América en la Universidad Europea de Roma.


--¿Por qué recordar todavía la Reforma de Benito Juárez?

--Dr. Martínez: Porque el México contemporáneo no puede entenderse si no es a partir de la Reforma juarista. A mediados del siglo XIX, separar el Estado y la Iglesia era una exigencia de los tiempos y, en este sentido, el movimiento de Reforma representó un esfuerzo por modernizar el país. Los obispos mexicanos estaban reclamando la independencia entre la Iglesia y el Estado desde la década de 1830 porque "lo temporal nada tiene que ver con lo espiritual, ni lo espiritual con lo temporal" (decía el Obispo de Michoacán Gómez de Portugal en 1835) y "ni el sacerdocio debe tener intervención en las cosas del orden civil, ni la potestad secular en el culto religioso" (diría el Obispo de Guadalajara Pedro Espinosa en 1860). Éstas son frases que también podía haber suscrito el mismo Benito Juárez.

--¿Por qué entonces la oposición entre los obispos y el Presidente Juárez?

--Dr. Martínez: Juárez deseaba una "perfecta independencia entre los negocios del Estado y los puramente eclesiásticos" (Manifiesto del 7 de julio de 1859), fijando para su Reforma un doble objetivo: "la independencia absoluta del poder civil y la libertad religiosa" (Carta a Pedro Santacilia del 12 de julio de 1859). Sin embargo, tomó como criterio de separación la idea de que lo todo lo social era competencia del Estado y que la religión era asunto del interior de cada individuo, con lo cual más que una separación absoluta o neta obtuvo una separación unilateral, separando la Iglesia del Estado pero no el Estado de la Iglesia y procurando aislar a la Iglesia del resto de la sociedad. Ahora bien, la oposición entre los obispos y Juárez tuvo una historia y sus relaciones no permanecieron inalteradas a lo largo de los años de su gobierno. De cualquier forma, la "tradición" mexicana de "estado laico" mencionada por el nuevo Embajador de México ante la Santa Sede --Sr. Ling Altamirano-- en su discurso al Papa del pasado 10 de julio, arranca precisamente de la reforma legislativa de Juárez.

--¿Y esa reforma legislativa fue anticatólica o no?

--Dr. Martínez: La interpretación de la Reforma liberal de Benito Juárez como persecutoria de la Iglesia es correcta pero parcial. Indudablemente fue anticatólica e incluso antirreligiosa y, para demostrarlo, basta considerar la aplicación histórica de sus disposiciones: destrucción de conventos, templos y bienes sacros, prohibición de ingresar a la vida religiosa, de vivir en comunidades religiosas (las cuales fueron disueltas a la fuerza) y de emitir votos religiosos, supresión de los cabildos catedralicios, disolución de las asociaciones de laicos católicos, imposición de limitaciones para expresar en público el propio credo aun en la manera de vestir, control ideológico de la educación por parte del Estado, imposición del matrimonio civil, nacionalización de los bienes eclesiásticos, etc.; además de la ruptura de relaciones diplomáticas con la Santa Sede, de la expulsión de los obispos y hasta de la muerte de algunos sacerdotes a manos de extremistas. No era ciertamente una época en la que dominara la razón. Y sin embargo ésta es una interpretación parcial porque olvida lo fundamental: la Reforma fue un intento de garantizar la libertad religiosa respondiendo a las expectativas de esos tiempos de una mayor civilización de la vida social; un intento de establecer un marco de convivencia, de libertad y de respeto válido para todos, más allá de la confesión religiosa de cada uno, remitiendo al derecho natural del ser humano. Este intento se centró en el fortalecimiento de un Estado supervisor de lo religioso, en la negación de la personalidad jurídica de la Iglesia y en la expulsión de la Iglesia de la sociedad, pretendiendo alcanzar la neutralidad religiosa del Estado mediante un indiferentismo religioso por parte del Gobierno presentado como una exigencia de la igualdad. Sobre estas bases, el intento se desvirtuaría produciendo de hecho limitaciones a la libertad religiosa de los mexicanos porque sus ideólogos no supieron distinguir entre la sociedad y el Estado, ni desprenderse de tópicos de los últimos veinticinco años, ni atender a la situación real de la sociedad; sin embargo, no fue un intento inútil ni dejó de producir algunos frutos buenos.

-- ¿Cuáles fueron por ejemplo esos frutos buenos?

--Dr. Martínez: Creo que no han de buscarse en el área social. A pesar de la voluntad declarada de sus autores de reformar la sociedad según las exigencias del progreso, el cambio social que produjeron las leyes de Reforma no parece que haya ido mucho más allá del empobrecimiento de la Iglesia mexicana, el desposeimiento de las comunidades indígenas, el deterioro del patrimonio artístico nacional, el mayor enriquecimiento de una minoría de personas ya pudientes y la desarticulación de la educación. Ahora bien, estas leyes tuvieron una clara utilidad política, dotando al Gobierno mexicano de una carta que podría jugar siempre que retuviera oportuno exorcizar el peligro de clericalismo, claro que esto a costa de la inseguridad jurídica de la Iglesia..., con lo que la impresión hoy es la de que se trató de matar una mosca con un cañonazo sin medir suficientemente sus consecuencias. Pienso que es sobre todo en el área cultural donde encontramos los mejores frutos de la Reforma: sus leyes testimoniaron que una nueva época había comenzado para México, en la cual el derecho a la libertad religiosa se presentaba como un valor irrenunciable e íntimamente ligado a la libertad de conciencia. Los primeros artículos del decreto del 6 de diciembre de 1860 (la última de las grandes leyes de Reforma) son clara expresión de esto. Pensar en principios universalmente válidos y legislar desde ellos es reconocer la dignidad de la persona humana y tratar de garantizar sus derechos. Así, la Reforma liberal mexicana me hace recordar lo escrito por Juan Pablo II en el capítulo 18 de su libro "Memoria e identidad" (2005) sobre la Ilustración del siglo XVIII, de la cual por cierto es en buena parte heredera: "no sólo dio lugar a las crueldades de la Revolución francesa; tuvo también frutos buenos, como la idea de libertad, igualdad y fraternidad, que son después de todo valores enraizados en el Evangelio" y así "preparó el terreno para comprender mejor los derechos del hombre". En este sentido, la Reforma mexicana puede y debe leerse como un paso adelante en la universalización de los valores humanos animados por el cristianismo, es decir, en el reconocimiento de que determinados valores aprendidos en Occidente del Evangelio son efectivamente válidos para todos los seres humanos sin distinción alguna de credos o ideologías, por emanar de la dignidad de la persona humana y no de privilegios particularistas ni de condiciones históricas ocasionales. Que en las circunstancias del México del siglo XIX la propuesta de libertad de culto ofrecida por los liberales juaristas fuera insuficiente e incluso en alguna medida inconsecuente para la libertad religiosa de la sociedad mexicana de entonces no elimina lo que tiene de conquista.

--¿Pero por qué el Gobierno juarista intentando defender la libertad religiosa le puso en realidad trabas?

--Dr. Martínez: En primer lugar porque la antropología individualista, propia del liberalismo, empujaba a los ideólogos juaristas a desatender la dimensión comunitaria de esos derechos que ellos presentaban como estrictamente individuales y que además querían garantizar de un modo que se abstraía bastante de la realidad histórica. Pero, sobre todo, en segundo lugar, hay que recordar que las leyes de Reforma se expidieron con una intención abiertamente punitiva contra el clero, tal como declararon sus autores, y es muy difícil o imposible que una legislación que pretende castigar por un comportamiento del pasado pueda al mismo tiempo establecer un régimen equilibrado y válido para el futuro correspondiente a las exigencias permanentes de la justicia. En definitiva, faltó el discernimiento del poder político "sobre la contribución de las culturas y de las religiones para la construcción de la comunidad social en el respeto del bien común" al que se ha referido Benedicto XVI en su reciente encíclica (Caritas in veritate, 55).

--Entonces... Benito Juárez, ¿benemérito o desgracia para México?

--Dr. Martínez: La memoria de Benito Juárez suscita la veneración de muchos mexicanos, el respeto de la mayor parte y la denigración de no pocos. Podría señalarle libros que idolatran a Juárez, pintándolo como sobrehumano, y otros libros que lo demonizan, presentándolo como transmisor de todos los males. No obstante, está claro que un hombre no hace un país. Juárez merece ciertamente ser recordado y su memoria, que por tantos años ha servido para aglutinar el sentimiento nacional en torno a ciertos valores cívicos (acatamiento de la ley, secularización de la política, patriotismo republicano), merece ser respetada. Pero esto no quiere decir que la conciencia histórica de la nación pueda edificarse satisfactoriamente a base de homenajes ante las estatuas de Juárez o de otras personalidades del pasado, sacralizando nombres y rostros, sin ahondar libre y racionalmente en los hechos históricos que protagonizaron y en sus consecuencias. Sin entrar a juzgar la bondad o la maldad moral de las intenciones personales de los protagonistas de la historia patria, que escapan a la documentación histórica, las nuevas generaciones necesitan dialogar críticamente con su pasado en función de los retos del presente y no pueden permanecer prisioneras de ideas, proyectos, eslóganes o mitificaciones que tal vez tuvieron justificación o utilidad en el ayer, pero que son cadenas para el hoy y lastres para el mañana. En definitiva, las personalidades históricas merecen el mismo respeto que merece cualquier ser humano fenecido y con herederos que se remiten a su memoria, pero no más. Nadie merece que su recuerdo impida el progreso de la razón, el perfeccionamiento de las condiciones de justicia o la mejora de la convivencia.

--¿Cómo celebrar el actual aniversario de la Reforma mexicana?

--Dr. Martínez: Con madurez, desde el siglo XXI y con visión de futuro. Es decir, analizando desapasionadamente la verdad de lo sucedido hace 150 años, con la conciencia de que la situación actual no es ya la misma y con vistas a valorar más el bien de la libertad religiosa y a mejor garantizarla para las generaciones presentes y venideras. Merece la pena comprometerse con "las causas fundadas en valores universales" a las que se ha referido el Embajador de México ante la Santa Sede el 10 de julio, porque -como él mismo ha dicho- "es necesario volver a levantar las banderas casi olvidadas de la libertad y la justicia con sentido social profundo". La libertad religiosa, acaba de recordar Benedicto XVI a los mexicanos, es "la roca firme donde los derechos humanos se asientan sólidamente" pues "manifiesta de modo particular la dimensión trascendente de la persona humana y la absoluta inviolabilidad de su dignidad" (Discurso del Papa al Embajador de México ante la Santa Sede, 10 de julio de 2009); de manera que negar el "derecho a profesar públicamente la propia religión y a trabajar para que las verdades de la fe inspiren también la vida pública" hace correr "el riesgo de que no se respeten los derechos humanos" "porque se les priva de su fundamento trascendente" (cf. Caritas in veritate, 56). El Estado verdaderamente laico no puede convertirse en un instrumento de evangelización ni tampoco de secularización de la sociedad, sino que debe demostrar su laicidad mediante su empeño en salvaguardar la plena libertad religiosa de los ciudadanos que componen esa sociedad.

lunes, 10 de agosto de 2009

EL NUDO GEORGIANO Y SUS IMPLICACIONES GEOPOLÍTICAS EN EL CÁUCASO.

El nudo georgiano y sus implicaciones geopolíticas en el Cáucaso
Roberto Mansilla (igadi.org, 05/08/2009)




XX Simposio Electrónico Internacional CEID: “Rusia y el espacio ex soviético: política internacional, sociedad, cultura y economía” Octubre-Noviembre de 2009

Georgia parece erigirse como el epicentro geopolítico del Cáucaso post-soviético. La estratégica ubicación geográfica georgiana como territorio de paso de una serie de redes de oleoductos y gasoductos desde el Mar Caspio hacia Occidente, así como la potencialidad de una serie de conflictos separatistas internos con expresión regional, tales como el ocurrido en agosto de 2008 en las regiones de Osetia del Sur y Abjazia, colocan a Georgia como un “punto caliente” en la renovación del pulso geopolítico entre Moscú, EEUU y Europa. En juego está la estabilidad política y los alcances de una frágil democracia en un país con grandes convulsiones políticas en los últimos años, un aspecto clave para el actual gobierno pro-estadounidense de Mikhail Saakashvilii, y sus pretensiones de ingreso en la OTAN y la Unión Europea.

El Cáucaso post-soviético volvió a ocupar la atención internacional tras el breve conflicto acaecido en agosto de 2008 en las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjazia, ambas enclavadas en territorio georgiano.

La potencialidad de este conflicto dio lugar a una guerra directa entre Rusia y Georgia, tras la invasión militar rusa de ambas regiones ubicadas en el Cáucaso Norte, con fuertes repercusiones negativas para el gobierno pro-occidental de Mikhail Saakahsvilli. Durante esta ofensiva militar, los tanques rusos llegaron a escasos 30 km de Tbilisi, la capital georgiana. Con ello, el aviso militar ruso a Georgia y, por consiguiente, a EEUU, principal aliado de Saakashvilli, fue absolutamente claro: Moscú desea retomar su nivel de influencia y actuación en el espacio euroasiático ex soviético, que va desde Ucrania hasta Kirguizistán.

Este estratégico espacio geográfico ha sido escenario, en los últimos años, de un activo pulso geopolítico entre Rusia y Occidente, principalmente por el control de las rutas energéticas del Mar Caspio, específicamente en petróleo y gas natural. Del mismo modo, este espacio geoestratégico manifestó diversas crisis y convulsiones políticas, como las revoluciones acaecidas en Georgia (2003), Ucrania (2004), Kirguizistán (2005) y Moldavia (2009), en las cuales se evidenciaron los alcances de este pulso ruso-occidental.

Obama y Georgia: ¿un giro copernicano a la “doctrina Bush”?

El final de la presidencia de George W. Bush en enero pasado y la asunción del actual presidente Barack Obama anuncian posibles escenarios de cambio en las relaciones de Washington con Georgia y Rusia. La cumbre ruso-estadounidense de Moscú a principios de julio de 2009 dio lugar a una especie de “reacomodo” geopolítico ruso-estadounidense en el Cáucaso y Asia Central: Obama ansía la cooperación rusa en la nueva estrategia estadounidense en Afganistán mientras Moscú espera una disminución de la presencia estadounidense en el Cáucaso Sur, específicamente Georgia y Azerbaiján.

Este acuerdo en Moscú tendrá consecuencias importantes para Saakashvilli, acosado a principios de 2009 por fuertes protestas en las calles de Tbilisi, probablemente motivadas por la reacción popular a su “aventura” belicista en Osetia y Abjazia, así como por acusaciones de presunto autoritarismo presidencial, corrupción y deficiente manejo de la crisis económica. Sin su irrestricto aliado Bush en la Casa Blanca, Saakashvilli parece intuir una perspectiva diferente por parte de Obama.

Con este panorama, resulta necesario observar cuál es la real estrategia caucásica de Obama, en particular en cuanto al papel de Georgia en la misma. Un gobierno del Partido Demócrata en la Casa Blanca, ahora con Obama liderando un “nuevo rumbo”, tradicionalmente otorga mayores consideraciones a aspectos como los derechos humanos en materia de política exterior. Unas consideraciones propias de la tradición “idealista” en las relaciones internacionales que, normalmente, tienden a manifestar los gobiernos del Partido Demócrata en la Casa Blanca, históricamente cimentadas por el ex presidente demócrata Woodrow Wilson tras el final de la I Guerra Mundial (1914-1918)

Es por ello que llama la atención la benevolencia de Obama a satisfacer los intereses rusos en el Cáucaso con la intención de obtener de Moscú el aval a la estrategia estadounidense en Afganistán. Ambos escenarios pueden jugar un claro revés geopolítico para las intenciones pro-occidentales de Saakashvilii, especialmente en temas sensibles como la ampliación de la OTAN y del escudo antimisiles estadounidense defendido por la anterior administración de Bush.

No obstante, existen factores como el autoritario control ruso en Chechenia (con sus evidentes violaciones de derechos humanos) o bien las tensiones étnicas y políticas en otras latitudes, como las regiones administrativas rusas de Daguestán, Osetia del Norte, Alania, Kabardino-Balkaria, Karachevo-Cherkesia, etc, que pueden constituir escenarios de polarización y confrontación a mediano plazo en la relación entre Rusia y Occidente.

Los dilemas de Saakashvilii

Si el acuerdo en Moscú concertado por Obama con el presidente ruso Dmitri Medveded y el poderoso primer ministro Vladimir Putin se orquesta en aplacar la presencia occidental en el Cáucaso a favor de un reforzamiento de la estrategia de Washington en Afganistán, Saakashvilli tiene claros motivos para preocuparse. Su gobierno sigue contando con altas figuras muy vinculadas a los sectores duros de poder existentes durante la anterior administración de Bush, cuya doctrina se basaba, principalmente, en evitar a toda costa un regreso de la influencia rusa en el espacio ex soviético.

En los últimos años, principalmente después del triunfo de la “Revolución de terciopelo” georgiana en diciembre de 2003, que alejó a este país de la influencia rusa, Georgia ha sido considerada como el “Israel del Cáucaso”. Bush afincó con Saakashvilli una relación tan estrecha y estratégica que levantó las alarmas en Moscú, especialmente cuando Putin era presidente.

La visita de Bush a Tbilisi en el 2007, meses antes de que EEUU y Europa reconocieran la independencia de Kosovo en los Balcanes (abril de 2008) defendiendo la idea de la inclusión georgiana en la OTAN y la Unión Europea, persuadió al Kremlin a actuar con mayor decisión hacia Saakashvilli y a evitar la evidente infiltración de Washington en lo que Moscú considera su “patio trasero”. Con ello, el entonces presidente estadounidense manifestó su intención de apoyar irrestrictamente a Saakashvilii, cuyo gobierno apoyó la guerra de Irak, enviado tropas georgianas en el 2004.

En Tbilisi, Bush elogió a Georgia como el “faro de la libertad” en el Cáucaso, una declaración que provocó una virulenta reacción en Moscú, cuyos problemas de derechos humanos internos y en el Cáucaso son notorios y constantemente difundidos en la opinión pública occidental.

Aunque no existen pruebas concretas que certifiquen esta posibilidad, no sería de extrañar que los operativos militares de Saakashvilii contra las fuerzas separatistas en Osetia del Sur y Abjazia a finales de julio de 2008, tuvieran el aval de la línea dura del gobierno de Bush. El problema para Saakashvilii está interpretado en que jamás esperó una reacción militar por parte de Moscú, poco después de los combates en Osetia del Sur y Abjazia.

Tras la “guerra relámpago” rusa y la proclamación de facto de la independencia de ambas regiones, Saahashvilli perdió un pulso de gran envergadura dentro del tablero geopolítico que Moscú y Washington juegan en el espacio ex soviético. Puede que también, con ello, Saakashvilli perdiera considerables apoyos en el Pentágono, a pesar de la posible y tácita benevolencia de Washington en apoyar la ofensiva georgiana contra Osetia y Abjazia.

Hoy el escenario es distinto. A diferencia de Bush, Obama no defiende con tanta vehemencia la ampliación a Georgia y el Cáucaso del escudo antimisiles estadounidense ni de la OTAN, como tampoco observa a Saakashvilii ni a Georgia como los únicos aliados estratégicos de Washington en el espacio ex soviético.

Tras la reunión entre Obama y Medveded en Moscú, el vicepresidente estadounidense Joseph Biden visitó Georgia y Ucrania, una gira inicialmente concebida para nivelar los imperativos de Washington en la región, con respecto a las aspiraciones rusas. La administración de Obama parece persuadida a analizar que ambos países, Georgia y Ucrania, constituirán escenarios a tomar en cuenta a corto y mediano plazo, dentro de la nueva estrategia que Washington quiere implementar con Moscú. En Tbilisi, Biden no pareció tan efusivo en mostrar un irrestricto apoyo a Saakashvilli, por lo que la visita del vicepresidente estadounidense pareció más enfocada en persuadir al mandatario georgiano a “no irritar” a Moscú.

Del mismo modo, la tendencia “pro-occidental” en este espacio geoestratégico ex soviético podría sufrir alteraciones de consideración en los próximos meses, principalmente ante las elecciones presidenciales en Ucrania, previstas para octubre próximo, que podrían cimentar el triunfo del candidato pro-ruso Viktor Yanukovich.

Si para Moscú la pérdida de Ucrania en 2004 supuso un duro golpe geopolítico, su recuperación en el 2009 con Yanukovich en el poder en Kiev será interpretado como un claro triunfo geopolítico ruso, tanto como una pérdida de grandes consideraciones para EEUU y Europa, por ser Ucrania un espacio estratégico clave: OTAN, escudo antimisiles y paso de oleoductos y gasoductos desde el Mar Caspio.

Igualmente, la crisis económica y la ausencia del apoyo irrestricto de Washington pueden provocar mayor inestabilidad en Georgia, aunada a la manifestación de un considerable descontento popular hacia Saakashvilii que de paso a su caída política y a un gobierno con mayor intención de reacomodar sus relaciones con Moscú. En aras de no encontrar obstáculos en Moscú a su estrategia en Afganistán, Obama podría “pasar por debajo de la mesa” la posibilidad de caída de Saakashvilii.

Midiendo la posible alianza ruso-china

Otro factor que pudo persuadir a Obama a cambiar sustancialmente la estrategia de acoso adoptada en los últimos años por Washington hacia Moscú pudo ser la creciente cooperación ruso-china en Asia Central, particularmente a través de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Esta cooperación no se limita a aspectos geopolíticos y energéticos sino también de carácter militar.

En mayo de 2009, Moscú y Beijing iniciaron ejercicios militares conjuntos en Tadyikistán, donde participaron varios países centroasiáticos. Una entente ruso-china significaría un claro revés geopolítico para Washington, especialmente en su estrategia centroasiática diseñada en torno a Afganistán y Pakistán, como epicentros de inestabilidad. Una alianza entre Moscú y Beijing tendría así un claro rival geopolítico: EEUU(1).

La “otra guerra”: la energía del Mar Caspio

Existe otra realidad ineludible, que incrementa el pulso ruso-occidental en el Cáucaso: junto a Turquía, país miembro de la OTAN, Georgia se ha convertido en los últimos años “en la única ruta alternativa al sistema de oleoductos y gasoductos de Rusia que transportan hacia Europa el petróleo y el gas natural del Mar Caspio y de Asia Central”(2)

No obstante, es Azerbaiján el país clave en esta estrategia y pulso energético, debido a sus enormes reservas en petróleo y gas natural provenientes del Caspio. Un dato importante de esta estadística es que, en los últimos años, un total de 30 compañías de 15 países han incrementado sus inversiones en este país, entre las que se encuentran compañías rusas, occidentales y chinas(3) La guerra ruso-georgiana de 2008 constituyó, en gran medida, un duro golpe para las pretensiones occidentales de sacar, vía Georgia, el petróleo y el gas natural de la ribera azerí en el Mar Caspio.

Desde 1999, las multinacionales occidentales vienen trabajando una serie de rutas de oleoductos y gasoductos, con Georgia y Turquía como epicentros de distribución. El proyecto más acabado es el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (TBC), que pasa por las capitales azerí y georgiana al puerto mediterráneo turco de Ceyhan. Es el segundo oleoducto más largo del mundo, llevando petróleo del Mar Caspio a Occidente sin pasar por territorio ruso(4).

Oficialmente inaugurado en 2005, el BTC constituye la piedra angular de esta estrategia energética occidental para evitar el paso de estas rutas por territorio ruso. Este proyecto forma parte de un consorcio entre British Petroleum (BP) y SOCAR, en la que también participan multinacionales como Chevron, ConocoPhillips, Eni-Agip, Hess Corporation, Inpex, Itochu, Total, TPAO y Statoil-Hydro. En el 2007, casi todas las exportaciones de petróleo de Azerbaiján se hicieron a través del BTC, sin contar que la existencia del South Caucasus Pipeline (SCP) también lleva petróleo desde Bakú y Tbilisi hasta la localidad turca de Erzerum.

Con el BTC y el SCP en marcha, en julio de 2009, Europa logró concretar el proyecto Nabucco, que pasará gas natural del Caspio a Europa a través de Turquía y los Balcanes, hasta Austria. Este proyecto espera concretar su finalización en 2014, transportando 30.000 millones de metros cúbicos de gas natural anuales, que pueden ser vitales en el caso de que los cambios geopolíticos en el Cáucaso y, particularmente, en Georgia, puedan manifestar variaciones sustanciales a los intereses europeos.

Todas estas variables apuntan a Saakahsvilli y a Georgia como el epicentro de interés ruso-occidental en el Cáucaso. Pero el escenario de 2009 puede ser sensiblemente diferente al de los últimos años: la administración de Obama no parece tan persuadida a apoyar irrestrictamente a Saakahsvilli, mientras Moscú parece obtener un inédito aval de Washington para propiciar un cambio en su “patio trasero”, con gobiernos no exactamente favorables pero sí menos proclives a constituirse en pro-occidentales a ultranza. Estos dilemas planean como nunca en Tbilisi, sobre la cabeza del propio Saakashvilli.



Baiona (Galicia-España) Agosto de 2009


(1) Dmitry Shlapentokh, “China, Russia and the Risk of Explosion in Central Asia”, Central Asia-Caucasus Institute, http://www.cacianalyst.org/?q=node/5148
(2) Mariano Marzo, “Las rutas del petróleo y gas” en Los Conflictos del Cáucaso. La Vanguardia Dossier, Nº 30, enero/marzo 2009.

(3) Ibid

(4) Ibid

ENTREVISTA A RODRÍGUEZ MADARIAGA

Fuente: periodistadigital.com


Maradiaga: «Yo soy el primero en rechazar el golpe de Estado»
Sábado, 8 de agosto 2009


Encima del rostro de monseñor Óscar Rodríguez Maradiaga han escrito cardemal , "Cardenal golpista" se lee en muchas paredes de la capital hondureña. El cardenal arzobispo de Tegucigalpa está en el ojo del huracán desde que pidió al derrocado Manuel Zelaya que no regresara a Honduras "para evitar un baño de sangre". Salesiano, referente moral de Honduras y figura destacada de la Iglesia hispanoamericana, el cardenal Rodríguez Maradiaga es objeto de críticas y elogios en una Honduras muy polarizada. Lo entrevista Joaquín Ibarz en Tiempo.

El cardenal Rodríguez Madariaga recibe en un modesto cuarto de la parroquia Medalla Milagrosa, de apenas cinco metros cuadrados. No utiliza su despacho oficial por seguridad; le pusieron un petardo tras pedir a Zelaya que no volviera al país. No lleva teléfono móvil "para tener tiempo para pensar y rezar".


¿Le duele que le llamen golpista?

Es natural, soy humano de carne y hueso. Yo entiendo que los que han pintado eso no son hondureños. Está clarísimo. No soy golpista. No me molesta, porque si de Jesús, que era hijo de Dios, le acusaron de todo,

¿Qué no podrán decir de un ser humano?

Es injusto que por cumplir un deber de conciencia me llamen golpista. Yo soy el primero en rechazar el golpe de Estado. Por internet dicen que ando comiendo con los ricos. Otra mentira. Ningún fotógrafo va a las aldeas pobres que visito con frecuencia porque no es noticia. No necesito hacer relaciones públicas.

¿Se siente un líder en Honduras?

Qué voy a ser líder. Ahora dicen que estoy descalificado. Este es un país pobre donde la política ha hecho tanto daño...

En el último cónclave fue uno de los más firmes aspirantes al papado como sucesor de Juan Pablo II. ¿Se ha eliminado como papable con su pronunciamiento crítico con Zelaya?

Uno no debe pensar en su carrera eclesiástica, nunca lo he hecho. Uno debe pensar en la verdad, en el bien.

¿El Vaticano aprobó con anticipación el documento de la Conferencia Episcopal en el que legitimaban al gobierno de facto de Micheletti?

Hemos explicado lo sucedido, no legitimamos a nadie. Hay una cosa muy clara. Recibimos ataques porque no decíamos nada, por no pronunciarnos sobre la situación que vivía Honduras. El presidente del Congreso español, José Bono, preguntó desde Santiago de Chile por qué el cardenal guardaba silencio. Después del 28 la situación era difícil para nosotros, porque la gente decía: "¿Por qué no hablan los obispos?" Y tuvimos que hablar. En el comunicado pusimos énfasis en la búsqueda de la paz. Uno no puede actuar con el hígado, tiene que actuar con la cabeza. No nos pronunciamos antes porque buscamos la información adecuada. En momentos de confusión es difícil encontrar documentos que ayuden a entender la verdad. Hasta el jueves después de la salida de Zelaya no conseguimos los documentos originales. Fuimos a buscarlos todos, todos. Y cuando los tuvimos convocamos una reunión plenaria de la Conferencia Episcopal para redactar el comunicado. Lo suscribieron todos los obispos

¿Inspiró usted el comunicado?

El comunicado no lo hice yo. Todos los obispos decidieron la postura a tomar (el cardenal enseña al periodista las firmas de todos los obispos en la última página del documento de la Conferencia Episcopal). Fuimos todos. Mire, me enteré en Houston de que habían sacado a Zelaya del país. Regresaba de un viaje a Roma cuando me informaron de que el avión a Tegucigalpa saldría con retraso. Pregunté: "¿Hay mal tiempo?" Me contestaron: "No, hay un golpe". Hay quien ha dicho que yo participé en la preparación. Ni siquiera estaba aquí. Y al saber lo sucedido, me sentí triste porque regresábamos a una historia de 20 años de golpes de Estado.

¿Los obispos tomaron partido contra Zelaya, cuando todo el mundo condenaba a los golpistas?

Balanceamos cada palabra del comunicado. Aún así se nos ha malinterpretado en algunos sectores. Para redactar un texto equilibrado trabajamos todo el viernes, hasta la noche. Cuando existe una gran polarización es muy peligrosa cualquier pasión. Hay que ser prudentes. Aún así se nos ha malinterpretado en algunos sectores. Buscamos analizar todo el proceso. Para entender lo sucedido en Honduras hay que conocer todo el proceso, seguir los hechos acontecidos desde el 23 de marzo. Los documentos prueban que las instituciones operaron correctamente y se cumplió la Constitución.

Ustedes los obispos subrayan que el presidente Zelaya violó la Constitución. ¿En qué forma lo hizo?

Ha sido todo un camino de violación sistemática de la Constitución. En los últimos días antes del 28 de junio (fecha en que se produjo el derrocamiento de Zelaya) se produjo una constante violación de leyes por parte del ejecutivo. El presidente Zelaya condujo con una turba el asalto a la base de la Fuerza Aérea, donde guardaban por orden judicial el material para la consulta... Los obispos seguimos todos los pasos posibles para evitar lo que terminó sucediendo. El 11 de junio ya hicimos un comunicado. El presidente Zelaya pidió hablar con el episcopado. Estuvimos tres horas reunidos con él. El encuentro fue muy positivo. Entonces ya le dijimos que no convocara el referéndum que daba vía libre a su reelección porque no era legal, dividía al país y violaba la Constitución. Si lo hacía suponía prácticamente ponerse una soga al cuello. La Constitución dice con mucha claridad que el jefe de Estado que proponga un cambio para poder seguir en la presidencia cesa de inmediato en su cargo. Eso quiere decir que cuando Zelaya fue capturado por el Ejército ya no era presidente de la República. Cesó en el desempeño de su cargo.

¿Zelaya les dijo por qué no aceptaba sus sugerencias?

En el sermón que pronuncié el domingo de Ramos de este año pregunté por qué el presidente tenía tanta prisa en hacer esa consulta. Una semana después, el domingo de Pascua, a las seis de la mañana el presidente y su esposa ya estaban en la iglesia para asistir a la misa que iba a oficiar. Después de la misa me dijo: "Quiero hablar con usted, voy a desayunar con usted en su casa". Estuvimos conversando horas. Estaba molesto porque había dicho por qué tanta prisa. Y le volví a preguntar por qué tanta prisa.

El pueblo hondureño está dividido.

Una de las cosas más dolorosas de todos estos sucesos es el odio de clases que se ha generado en Honduras. En este país no habíamos tenido eso. En la última etapa de gobierno del presidente Zelaya ese odio aparece de forma sistemática. Zelaya tenía asesores de Venezuela, y el odio de clases era la estrategia. Nosotros queremos la paz. Va a ser largo sanar esas heridas si podemos salir de esto. No se puede construir sobre el odio. No se necesita inculcar odio para sacar adelante unas reformas. Lo malo es cuando se quiere meter la ideología del pensamiento único.

¿A qué atribuye el cambio de Zelaya? De presidente conservador pasó de repente a impulsar lo que Chávez llama socialismo del siglo XXI?

Fue Chávez, fue Chávez. Este presidente empezó a hacer cosas muy buenas; la primera, poner en su sitio a las compañías petroleras, que aquí hacían un negocio redondo poniendo cláusulas leoninas para ganar más. Trabajé en una comisión, y logramos que el presidente Zelaya, con una gran firmeza, lograra que las multinacionales no cometieran tantos abusos. Cuando Chávez vino aquí en agosto pasado, yo estaba en Costa Rica, en una conferencia con la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Cuando regresé, encontré a este pueblo herido, golpeado, por las palabras de Chávez. Desde entonces (20 de agosto) a diciembre del año pasado el presidente Zelaya no se comunicó conmigo.

Hugo Chávez le insulta con frecuencia.


El presidente de Venezuela me llamó loro del imperio y payaso vestido de cardenal. Los insultos que me dirigió es lo de menos. Lo peor fue lo que le dijo al pueblo hondureño. Afirmó que quien no estaba con la alianza bolivariana (Alba) era un vendepatrias o un idiota. Estas palabras de Chávez merecieron los aplausos del presidente Zelaya, de la ministra de Exteriores Patricia Rodas y de otros altos funcionarios. Le hablamos al presidente sobre el peligro que suponía la intromisión de Chávez. Zelaya nos comentó: "Yo no soy chavista., pero a mí me sirve el dinero de Chávez. Así dijo. El presidente de Venezuela buscaba controlar Honduras a través del continuismo del mandato de Zelaya.

¿Por qué Chávez se mete tanto con usted?

Yo estaba en El Salvador con todo el personal de Caritas. Les daba una charla sobre la doctrina social de la Iglesia. Había como 600 personas. Alguien me pregunta qué pasa con los dictadores. Yo dije que los dictadores se vuelven ciegos, sordos y que sólo oyen lo que quieren oír. Yo no sabía que quien me preguntaba era un periodista. Y al día siguiente en un periódico de la extrema derecha destacan que el cardenal dice que Chávez es ciego, sordo y que se cree un dios. Yo no lo dije. Pero una vez estuvo en la prensa ya no había manera de pararlo. Loro del imperio no soy. Yo estuve fichado por el imperio por subversivo, me lo dijo el presidente Bush padre. Cuando yo estaba de secretario general del CELAM, pedimos una audiencia con el presidente Bush, que la gestionó la Conferencia Episcopal de EE.UU. El presidente del CELAM era el cardenal Darío Castrillón. Bush nos dio la audiencia. Como excepción. Nuestra gestión era denunciar todas las barbaridades que estaba cometiendo en Panamá el general Noriega. También comentamos las trabas que ponían en Cuba a la entrada de medicamentos que enviaba el cardenal de Boston. Fidel decía que no permitía que la Iglesia los donara, que tenía que distribuirlos el Estado. Le hablamos clarito a Bush. Al referirnos a Cuba comentamos un montón de cosas. De pronto nos dijo que la charla se había acabado. Y se quejó a La Conferencia Norteamericana por haberle llevado obispos de izquierda, subversivos.

¿Hasta qué punto golpeará a Honduras el bloqueo político y económico?

El bloqueo a Honduras va a causar mucho daño a los ricos, pero también a los pobres. El bloqueo ya empezó el año pasado. Los fondos de ayuda del FMI no llegaron el año pasado porque el presidente Zelaya ni presentó el presupuesto. Por ello, en este año no íbamos a tener fondos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo. El gobierno de Zelaya se ha sostenido con el dinero de Hugo Chávez. Y ahí está.

¿Ve factible el regreso de Zelaya al poder?

En este momento no. Para pacificar al país sería más prudente y más patriótico que renunciara a regresar de inmediato. La polarización es muy grande, hay armas en manos civiles. Chávez dijo que si hay que hacer un Vietnam lo hacemos, si hay que hacer dos, lo hacemos, si hay que hacer tres lo hacemos.

¿Por qué criticaron tanto el referéndum de Zelaya que buscaba dar vía libre a una nueva Constitución?

Porque no era constitucional, dividía al país y estaba inspirada por Hugo Chávez. El presidente Zelaya destinaba mucho dinero a la campaña por la cuarta urna (referéndum constitucional). ¿Para qué tanto dinero para una encuesta? Porque era dinero para comprar votos. Las cámaras del Banco Central de Honduras (BCH) filmaron, con fecha, día y hora, cómo empleados del Gobierno retiran 40 millones de lempiras en efectivo (más de dos millones de dólares). ¿Desde cuándo los gobiernos trabajan con dinero en efectivo? Trabajan con cheques. Era dinero para comprar votos. En la habitación de un hotel de Choluteca en el que se hospedaba la ex directora de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, ENEE, Rixi Moncada, encontraron 250,000 lempiras. La serie de esos billetes coincide con el dinero que retiraron del BCH. Con la compañía quebrada, la señora Moncada iba comprando votos. Utilizaba esos fondos como dinero de bolsillo. Eso ha suscitado un rechazo tremendo en el país. Mientras existía esa corrupción, la señora Moncada nos cobraba sobretasa de energía eléctrica por petróleo. No se puede tapar el sol con el dedo. Había una corrupción galopante para lograr que se aprobara el referéndum. Mientras tanto, las víctimas del terremoto, con más de mil casas destruidas, de la gente más pobre, quedaron sin techo. No ha habido un centavo del Gobierno para las víctimas del terremoto. Pero sí lo había para comprar votos y pagar dinero a diestra y siniestra para el proyecto. Eso no es justicia. ¿Con qué boca se puede pedir que regrese quien ha saqueado al Estado tan impunemente?

¿Le ha dolido que España retirara a su embajador en Honduras?

Lo que ha pasado es que no había información adecuada. Es normal. Quizá debería haberse informado mejor antes de pronunciarse. No tenía información adecuada. No me duele la posición española porque ya he hablado con Bono y Moratinos. Soy amigo de Bono, me ha llamado varias veces. Bono y Moratinos me han dicho que comprenden la situación. Yo soy el primero en rechazar el golpe de Estado. Lo que ven desde el exterior es a un presidente sacado de su casa por los militares y expulsado a Costa Rica. La Constitución dice que ningún hondureño podrá ser expatriado o entregado a un Estado extranjero. Todos merecemos una explicación de lo acaecido el 28 de junio. No podemos aceptar eso. Quizá ahora estaría aún más condenado si el 29 me hubiera pronunciado.


¿Cómo juzga el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la crisis hondureña?


La actuación de la OEA en esta crisis representa una página triste. Al secretario general Insulza lo conozco desde hace tiempo, nos hemos llevado como amigos. Siendo yo presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM, de 1995 a 1999) tuvimos en Santiago de Chile un seminario. Como ministro de Exteriores de Chile, Insulza nos apoyó en esa reunión. Desde entonces lo conozco. Cuando vino a Tegucigalpa después de la salida de Zelaya conmigo se portó como un caballero. Yo le presenté todos los documentos e informes. Le entregué toda la documentación. Ni se molestaron en leerla. Apenas hace unos cuantos meses, Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Raúl Castro dijeron que la OEA es un organismo que no sirve para nada. Chávez dijo que "Insulza es un pendejo". Así lo dijo. Es la doble moral de la OEA.

¿En qué se equivocaron los que detuvieron a Zelaya?

En mandarlo a Costa Rica. Pero hay una explicación de un jurídico militar. La gente de Zelaya asaltó una base aérea. ¿Dónde habrían podido mantener preso a Zelaya? Las islas que tenemos son muy turísticas. Y eso habría representado una violación de todos los derechos humanos.

Usted dio clases a Zelaya. Nos dicen que intentó convencerlo para que entrara al seminario.

Zelaya tenía vocación para el sacerdocio. Yo le di clases cuando tenía 14 años. Si me hubiera quedado aquí quizá hoy sería sacerdote. Era un chico limpio, muy bueno. Nosotros éramos maestrillos. En nuestra formación, entre la filosofía y la teología, los salesianos tenemos tres años de magisterio que llamamos maestrillo. Y nos mandaban a los distintos colegios de la provincia. Yo estuve un año aquí. Y conservamos la amistad desde entonces. Ha sido buen amigo.

Chávez dirigió desde Caracas el frustrado retorno a Honduras de Zelaya, que produjo un muerto ¿Cree que el presidente venezolano buscaba provocar una masacre?

Sí, sí, sí. En una manifestación ordenada y dirigida desde Honduras no hubieran ido a derrumbar las cercas del aeropuerto. Ese aeropuerto ya es de los más peligrosos en un aterrizaje normal.


¿Qué salida ve a la crisis? Todo el mundo presiona para el regreso de Zelaya.


En este momento no sabría decirle. Se habla de adelantar las elecciones.

¿Podría ser una solución que Zelaya regresara a la presidencia, pero no al poder?

¿Cómo haríamos para que surja ese personaje químicamente puro? Es imposible.

¿Y si renuncian Zelaya y Micheletti?

¿Y entonces quién asume?

Usted.

Ni como hipótesis se puede plantear.

¿Acabará como mediador?

Como me tienen fichado como golpista no me van a invitar.

miércoles, 5 de agosto de 2009

PRONUNCIAMIENTO DE LOS DOMINICOS DE CENTRO AMÉRICA SOBRE HONDURAS.

Pronunciamiento Provincial de los Dominicos en Centro América
ALEXIS PÁEZ OVARES, dominico, Prior Provincial de América Central y CARLOS FLORES, dominico, promotor de Justicia y Paz de América Central, www.dominicos.info HONDURAS.

A todas las Comunidades de la Provincia Dominicana de San Vicente Ferrer de Centroamérica, a la Familia Dominicana de Centroamérica, a las comunidades parroquiales y pastorales que acompañamos con nuestro trabajo, y a todos los hombres y mujeres que trabajan por la justicia y la paz en el mundo.

HECHOS QUE PREOCUPAN

1. La detención del Presidente de la República de Honduras, el pasado 28 de junio, por parte de las Fuerzas Armadas de ese país, la violación de su domicilio, su expulsión del territorio nacional y la forma de su ejecución, se han constituido en la culminación de una serie de conflictos que venían sucediéndose en ese hermano país y en el estallido de una grave crisis humana, institucional y de convivencia civilizada que amenaza la paz de toda la región.

2. Los hechos que antecedieron tan seria ruptura del orden social y político no se limitan, como ha sido presentado en algunas informaciones, solo a la propuesta del Presidente de realizar una consulta con la que pretendía obtener respaldo para hacer que en las elecciones generales de noviembre próximo se instalara una cuarta urna en la que los ciudadanos debían votar si querían un cambio de la Constitución Política. Una serie de conflictos se habían venido acumulando entre el Presidente Zelaya y diversos sectores económicos a lo largo de los últimos meses. La reestructuración de las fórmulas de ganancias de las compañías transnacionales del petróleo, la importación de medicamentos genéricos desde Cuba a precios más cómodos que los ofrecidos por las empresas farmacéuticas nacionales e internacionales, la decisión de elevar el salario mínimo —uno de los más bajos del Istmo— de $182 a $291, las medidas a favor del ambiente, frente a las compañías mineras, fueron algunas de las medidas gubernamentales que causaron profundo malestar en diversos grupos de la empresa privada quienes percibían estos hechos como contrarios a sus intereses, y fueron generando un frente en contra del Gobernante.

3. A partir del momento de la destitución del Presidente Zelaya, entre los serios conflictos generados no lo es menor el de la discusión sobre cómo interpretar los hechos y la polarización en torno a dichas interpretaciones. Mientras que líderes y organismos internacionales, como la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otras instituciones hablan categóricamente de golpe de estado y lo condenan, los defensores del mismo lo consideran como una “legítima sucesión” en el poder conforme a leyes internas hondureñas. Todo esto ha creado confusión en sectores de la población centroamericana en materia informativa.

4. Para Honduras se ha producido un aislamiento internacional, una suspensión de ayudas financieras, retiro de embajadores de diversas naciones, todo lo cual es de temer que, como de costumbre, perjudique en mayor escala a los más pobres y más débiles porque los grupos más poderosos siempre tienen formas y recursos para defenderse de todo tipo de crisis. La confrontación entre los defensores del orden institucional y quienes aceptan el régimen de facto ha llegado incluso al derramamiento de sangre por causa de disparos de los militares sobre manifestantes favorables al retorno del Presidente.

5. Mientras quienes rompieron el orden institucional consideran que se estaba produciendo una creciente y peligrosa influencia de los gobiernos venezolano, nicaragüense y de otros miembros del ALBA en Honduras, otros sectores del pueblo y diversos analistas apuntan a una posible connivencia, al menos una actitud ambigua, por decirlo con moderación, del Gobierno de los EE.UU. ante el golpe.

CRITERIOS ÉTICOS DEL MAGISTERIO SOCIAL DE LA IGLESIA

El llamado de la historia

6. Comos dominicos vemos en nuestra América Latina el testimonio vivo de los y las mártires que se tomaron en serio su vocación de ser testigos de la verdad. Nos interpelan sobre todo a asumir la vocación de anuncio y denuncia como Orden de Predicadores. Este llamado es tanto más fuerte cuando es la vida humana y la convivencia social los que están en juego.

7. Pero estamos claros en que la obligación de pronunciarnos, que compartimos con la Iglesia, debe darse fundamentalmente en el plano de lo ético – religioso, y no en el orden científico – técnico. Todavía en estos mismos días nos lo vuelve a recordar S.S. Benedicto XVI, citando al Magisterio anterior: “La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende «de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados». No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación” (Caritas in veritate, n. 9). Por eso nuestro juicio en este momento no puede ser ni en el campo del análisis jurídico – legal, ni en el del análisis científico - social que no nos corresponden como Iglesia.

8. Por eso las consideraciones que ofrecemos a continuación, convencidos de que se basan en criterios extraídos del Magisterio Social de la Iglesia, las presentamos en diálogo con otros sectores de la Iglesia y la sociedad, con miras a iluminar la acción que corresponde ante la crisis hondureña.

Los criterios

9. En primer lugar, es preciso reconocer que en este conflicto originado en Honduras se encuentran grupos con diversidad ideológica, político partidaria y de intereses económicos y sociales, y que, por tanto hay que respetar y partir de la existencia de dicha pluralidad. Sin embargo, hay que insistir de manera muy enfática que no se puede aceptar la visión, como algunos han dicho, de que existen “dos bandos”, “dos partes” en lo que se refiere al respeto al orden institucional democrático, tal y como lo avala el consenso internacional en materia de concepción de la democracia y de la defensa de derechos humanos. En materia de justicia, institucionalidad, y defensa de los derechos humanos no cabe aceptar “bandos” ni negociación alguna, so pena de destruir las premisas necesarias para la convivencia y el diálogo entre la diversidad de personas.

10. La Iglesia ha sido contundente a este respecto, al defender que la identificación y proclamación de los derechos del hombre es uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad humana (cfr. GetS 76). Así como al afirmar que la fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos, en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios su Creador (Cfr. Pacem in terris 9). Es, por tanto, por completo inaceptable el recurso o aplicación —como se ha hecho en la “destitución” del presidente Zelaya— de cualquier legislación nacional que no se adecue y subordine a estos derechos. Mucho menos aceptable aún el escudarse en “estados de excepción” para cometer acciones que irrespeten la dignidad humana. Queda claro que los cristianos aprecian el sistema democrático en la medida en que asegura la participación de todos los ciudadanos, les da la posibilidad de elegir y pedir cuentas a sus propios gobernantes, y de sustituirlos de manera pacífica (cfr. Centesimus annus 46).

11. Está claro en la tradición de la enseñanza social católica que el recurso a la resistencia ante un gobernante, por medio de fuerzas armadas, solo es legítimo cuando se hayan producido —no cuando se prevean o supongan como posibles— violaciones ciertas, graves y prolongadas de los derechos fundamentales; cuando se hayan agotado todos los otros recursos; sin provocar desórdenes peores; que haya esperanza fundada de éxito y si es imposible prever razonablemente soluciones mejores. Nada de esto parece haber sido considerado por los autores del golpe de estado en Honduras. Permítasenos citar todavía el siguiente párrafo invaluable de la encíclica “El progreso de los pueblos” (31). En este texto Pablo VI recuerda los enormes peligros de la insurrección contra los gobernantes legítimos porque “—salvo en el caso de tiranía evidente y prolongada que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la persona y dañase peligrosamente el bien común del país— engendra nuevas injusticias, introduce nuevos desequilibrios y provoca nuevas ruinas. No se puede combatir un mal real al precio de un mal mayor.” La misma condena internacional unánime del golpe en Honduras manifiesta la extendida percepción de que la alteración del orden institucional en Honduras crea amenazas, no solo sobre la convivencia pacífica y justa al interior del país, sino también sobre el frágil sistema democrático de la región. Esto, sin duda alguna, es un mal mayor que el que pudiera estarse evitando y que, en todo caso, quedaba sujeto a prueba con el debido proceso.

12. No se puede separar, además, el juicio ético – religioso sobre el golpe del que hay que formular sobre la situación general endémica de Honduras y cuya solución debería constituirse en primera prioridad, no solo para los católicos, sino para todos los hombres y mujeres de buena voluntad del país, en particular para los gobernantes. Baste recordar unos pocos datos: Honduras es uno de los países del continente con mayor población sufriendo pobreza y las secuelas de la misma, con altos índices de inequidad en la distribución del ingreso per cápita y en el grado de concentración del ingreso per cápita del hogar. Solo el 38, 2 % de los hogares aparecen en las estadísticas como “no pobres” porque pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentación y otras. La tasa de mortalidad infantil es en promedio del 23 por mil, pero cuatro veces el promedio nacional en algunos departamentos rurales. Para este país, el indicador de esperanza de vida se ubica en peor posición que los indicadores de educación, en los que de todos modos los puntajes obtenidos se encuentran entre los últimos de la región. Es uno de los países del istmo que muestra las mayores proporciones de niños desnutridos, donde el bajo peso al nacer es uno de los factores que precipitan la desnutrición en edades tempranas, resultado, fundamentalmente, de una desnutrición intrauterina y donde no se registran avances relevantes en la reducción de este indicador. Las secuelas de la desnutrición sufrida en la etapa preescolar se observan con claridad en el déficit acumulado en la talla de niños escolares, en donde la prevalencia supera el 40%. Y está claro que uno de los principales factores que incide en la deteriorada situación de la salud es el inadecuado acceso a servicios de saneamiento y agua. Además, en Honduras vive la tercera parte de la población centroamericana que padece VIH-sida.

13. ¿Podremos decir los cristianos, y en particular los frailes predicadores, que estamos anunciando en Honduras al Dios de la vida, al Jesús que vino “para que tuviéramos vida y vida en abundancia”? ¿podrán decir los partidos y dirigentes políticos hondureños que han hecho de la defensa de la vida su prioridad principal? ¿Tendrá o no relación el golpe de estado con esta situación socio económica tan conflictiva e inaceptable?

14. Cualesquiera que sean la respuestas a estas preguntas, estamos convencidos de que el compromiso de acompañamiento al pueblo hondureño no se limita a esta lamentable coyuntura de la ruptura de la institucionalidad democrática, sino que se extiende al camino para la superación de estos problemas estructurales. Un fortalecimiento de la democracia política —tan dramáticamente herida con el reciente golpe— solo se realizará con una construcción fuerte de una democracia económica y social.

15. Pero en este caminar, definir lo que haya que hacerse, —como lo enseñó con clarividencia Pablo VI—, no es tarea privilegiada nuestra, ni siquiera de los Obispos o del Romano Pontífice. Es a las comunidades cristianas a quienes incumbe “analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz de la Palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia tal como han sido elaboradas a lo largo de la historia (…) (a ellos les) toca discernir, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables, en diálogo con los demás hermanos cristianos y todos los hombres de buena voluntad, las opciones y los compromisos que conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se considera de urgente necesidad en cada caso. (Octogesima adveniens 4)”.

LÍNEAS PARA LA ACCIÓN

16. Pedimos a todos los religiosos y miembros de la Familia Dominicana en Centroamérica que rechacen de manera categórica, sobre la base de los principios aquí expuestos, el golpe infligido a la institucionalidad democrática hondureña y pidan el apoyo nacional e internacional para la restauración de la misma en el más corto plazo.

17. Asimismo, llamamos a expresar nuestra solidaridad efectiva con los más necesitados, los más pobres, los más excluidos del pueblo hondureño, también más afectados —a veces hasta manipulados— por situaciones críticas como la presente.

18. Consideramos de gran importancia reanudar el diálogo intraeclesial para precisar los puntos comunes que nos lleven a una acción de compromiso conjunto por la paz, la justicia y la solidaridad con los más pobres. Coincidimos con los Obispos hondureños en cuanto a la necesidad de “entablar un verdadero diálogo entre todos los sectores de la sociedad, para que se pueda llegar a soluciones constructivas”.

19. También con los Obispos coincidimos en que es “necesario globalizar la solidaridad como un camino que puede ayudarnos a superar la injusticia y la inequidad”. Pedimos, en particular, el apoyo de todas las Promotorías de Justicia y Paz en el Continente, para no permitir que en ninguno de nuestros países vuelvan a repetirse alteraciones de la institucionalidad democrática que retrotraen nuestras sociedades a etapas lamentables de la historia pasada.

20. Debemos colaborar con el esfuerzo de la sociedad civil y de los políticos de buena voluntad para evitar que el ejército de Honduras pueda volver a caer en acciones como las vividas en los últimos días.

21. Como familia dominicana en Centroamérica podemos comprometernos en crear espacios de diálogo, de reflexión y de oración, en la línea de la justicia y la paz, para fortalecer la identificación y construcción de intereses comunes, por vía de la justicia, excluyendo toda forma de violencia.

22. Es preciso que nuestras comunidades, en su reflexión y acción, mantengan una actitud evangélica vigilante, una cultura y una ética que se traduzcan en acciones que ayuden a impedir que este tipo de situaciones se repitan.
Junto con el Consejo de la Provincia dominicana de San Vicente Ferrer de Centroamérica, y los Centros especializados de Investigación CEDI (Heredia, Costa Rica), y AkKután (Cobán, A.V., Guatemala).

EL DILEMA DE HONDURAS

TRIBUNA: RAFAEL ROJAS


El dilema de Honduras
RAFAEL ROJAS 05/08/2009

Fuente: elpais.com



El golpe de Estado contra el presidente hondureño Manuel Zelaya y su deportación a Costa Rica, el domingo 28 de junio, es un episodio revelador de los límites del sistema interamericano. Todos los Gobiernos del hemisferio reprobaron la deposición violenta del mandatario y demandaron su restitución, pero no todos lo hicieron por las mismas razones.


Quien se opone a la mediación de Arias desea una escalada del conflicto
Bajo el aparente consenso se escondió la paradoja de una inversión de roles: los tradicionales defensores de las soberanías (Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador) demandaron la "insubordinación", la "resistencia", el "derrocamiento" y las "sanciones", mientras que los tradicionales defensores de las democracias (Estados Unidos, México, Colombia, Chile, Costa Rica) propusieron una solución multilateral, basada en el diálogo con un Gobierno ilegítimo.

La crisis hondureña tiene el interés de colocar las posiciones de esos Gobiernos fuera de sus enclaves simbólicos tradicionales y de localizar las tensiones regionales, no en la ideología, sino en la geopolítica. La verdadera polarización interamericana sale a la luz en este conflicto: de un lado, los países "bolivarianos", interesados en concertar alianzas que permitan continuar la guerra contra el "imperio" por otros medios; del otro, los países "interamericanos", que no entienden la integración latinoamericana como un arma contra Estados Unidos sino como parte del proceso global de creación de pactos regionales. Los primeros buscan en Honduras el restablecimiento de un gobierno aliado y su perpetuación en el poder; los segundos, más que en Zelaya, piensan en una solución que restablezca el orden constitucional en ese país.

Desde la mañana del 28 de junio las dos estrategias comenzaron a chocar: Cuba, Venezuela y Nicaragua intentaron convertir la crisis hondureña en un problema exclusivo del ALBA, mientras que Costa Rica, México y Colombia privilegiaron otras instancias como el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), el Grupo de Río, la OEA y la ONU.

Los hermanos Castro y Chávez acusaron a Washington de estar involucrado en el golpe por medio de la CIA y reiteraron que el presidente Obama y la secretaria Clinton eran ambiguos o retóricos en sus pronunciamientos sobre la crisis. Chávez llegó, incluso, a sugerir una invasión venezolana y a prometer el derrocamiento del Gobierno hondureño, en presencia de Zelaya, quien no sintió necesidad de defender entonces la soberanía de su investidura.

Estados Unidos rompió con un legado de más de medio siglo y no apoyó el golpe en Honduras. Sin embargo, Cuba y Venezuela, en nombre de "la democracia", habían respaldadoinescrupulosamente los intentos de Zelaya de reformar la Constitución con el propósito de reelegirse. Una semana antes del golpe, Fidel Castro y Hugo Chávez intervinieron directamente en la política hondureña, argumentando que lo que Zelaya hacía no era violatorio de la Constitución, a pesar de que el poder judicial de ese país así lo establecía. No es la primera vez que los paladines de la "no intervención" y el respeto a la "autodeterminación de los pueblos" interfieren en los asuntos domésticos de países latinoamericanos, confiados en que la asimetría entre Estados Unidos y América Latina impedirá que se les acuse de intervencionismo.

Mientras La Habana y Caracas se reafirmaban como actores de la política interna hondureña, Estados Unidos subordinaba su posición a la OEA y confiaba en que la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de 2001, permitiera una solución negociada de la crisis. El presidente Obama mantuvo una calculada distancia, cediendo terreno al Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza o, lo que es lo mismo, anteponiendo el principal foro multilateral interamericano a cualquier razón de "seguridad" nacional o hemisférica, como era de rigor, hasta el año pasado, en la política exterior de Estados Unidos.

La crisis de Honduras produjo la convergencia, cada vez más frecuente, de la derecha republicana en Estados Unidos y la izquierda comunista en Cuba y sus respectivos epígonos latinoamericanos. The Wall Street Journal y Juventud Rebelde acusaron a Obama de lo mismo: doblez, cobardía, hipocresía, "lenguaje confuso". Unos y otros reaccionaron, en un acto reflejo de la guerra fría, demandando la intervención de Estados Unidos en el conflicto. Quienes durante medio siglo han sostenido un socialismo antidemocrático, en nombre de la soberanía nacional, pedían ahora que el "imperio" se comportara como lo que debe ser, un imperio, y restaurara por la fuerza al presidente derrocado.

Lo más preocupante de esta crisis es que, a pesar de sus notables diferencias con los golpes y las revoluciones de antaño, hace emerger los autoritarismos de derecha e izquierda que amenazan con quebrar la plataforma democrática del hemisferio. Las derechas autoritarias siguen estando dispuestas a todo, incluso a renunciar a métodos constitucionales, con tal de eliminar a sus adversarios. Los autoritarismos de izquierda, por su parte, también parecen estar dispuestos a todo, incluso a renunciar al principio de la soberanía nacional, con tal de no ceder el poder, luego de ejercerlo por cuatro años o una década.

Como señalaba Moisés Naim en estas páginas, la paradoja hondureña se acentuó aún más cuando el Gobierno golpista renunció a la OEA y adoptó un discurso aislacionista, más parecido al de la Cuba de Fidel que al del Chile de Pinochet. Políticos liberales y demócrata cristianos, en su mayoría, partidarios del Estado de derecho y la economía de mercado, se abanderaban tras un patriotismo populista para desafiar a la comunidad internacional. Unas semanas atrás, en San Pedro Sula, era Zelaya, y no Micheletti, quien cuestionaba la legitimidad histórica de la OEA, por el respaldo a las dictaduras militares de la guerra fría y la expulsión de Cuba en 1962. Los papeles se habían cambiado: los autoritarios de izquierda se volvían intervencionistas y los autoritarios de derecha, nacionalistas.

El golpe de Estado del 28 de junio creó un dilema de difícil solución en un mundo globalizado, multilateral y democrático. La única manera de restituir a Zelaya en la presidencia, de manera automática, era por medio de una revolución doméstica o de una intervención extranjera. Descartadas ambas opciones, por pertenecer al pasado predemocrático, se impuso una salida negociada al conflicto que, naturalmente, no podrá satisfacer del todo a las partes involucradas. La política interamericana fue retada en su propio terreno, el de la diplomacia, y la principal lección de esta crisis es que las instituciones regionales no están preparadas para oponerse a una práctica -el golpe de Estado- que se creía rebasada por la historia.

A pesar de las limitaciones de la diplomacia interamericana, no fueron el "no al diálogo" de Castro, la intransigencia de Micheletti o los dos intentos de regreso de Zelaya, convertidos en espectáculo por Chávez y Ortega, los que avanzaron en la solución del conflicto. Sólo la mediación de un político sin tentaciones autoritarias, como Óscar Arias, pudo vislumbrar -mas no asegurar- una salida a la crisis hondureña. Arias inició aquella gestión, consciente de su improbable eficacia, dada la polarización que se difundió, no sólo en Honduras, sino en las dos Américas. Quienes se han opuesto a esa mediación son, precisamente, los que desean, no una solución, sino un escalamiento del conflicto.


Rafael Rojas es historiador cubano exiliado en México.

ENTREVISTA AL HISTORIADOR RICARDO DE LA CIERVA

Fuente: diarioya.es

Lo séptimo más leído: Exclusivas declaraciones de Ricardo de la Cierva
"Los masones pueden negar que son masones, y yo creo que ZP es masón aunque él lo niegue"

Rafael Nieto. Después de más de 150 libros de Historia, nuestro protagonista conoce todos los secretos de la piel de toro, de su pasado y de su presente. Ahora, ha querido ofrecer una visión nada conocida sobre la masonería: su capacidad para infiltrarse en la Iglesia y en el mundo católico en general. Nos recibe en su casa, y demuestra enseguida que, con 82 años y toda una vida dedicada al estudio, se puede tener una memoria a prueba de bombas.

¿Cómo entra el marxismo en la Iglesia en España?

El marxismo se extiende por toda América del Sur, pero también en América del Norte, esto es muy importante. La penetración del marxismo en América del Norte en las universidades es muy importante, hay peligro de que toda América del Norte caiga en poder del comunismo, y en la iglesia norteamericana la penetración también es enorme. Cuba se convierte gracias a Fidel Castro, que había sido católico, que hace su rebelión contra el General Baptista en nombre del catolicismo y con el rosario al cuello en la capital de Cuba, en La Habana, pues nada más tomar el poder se declara formalmente comunista y quiere convertir a Cuba y lo consigue en un régimen comunista anticapitalista. Claro, que está apuntando ya con misiles soviéticos en la época de Kennedy al corazón de EEUU, que está a 90 Kilómetros. Desde Cuba el marxismo salta a toda Hispanoamérica, es fortísimo en Brasil, donde se crea el movimiento Comunidades de Base, que es un movimiento comunista. En Chile, donde un jesuita, el padre Gonzalo Arroyo crea el movimiento Cristianos por el Socialismo que inmediatamente se transplanta a España cuyo jefe es un jesuita famoso, el padre José María de Llanos, que había sido fascista y se hace comunista. Yo era íntimo amigo del padre Llanos, y me produjo una auténtica convulsión que se hiciera comunista..., me tiraba los tejos desde todos los medios en que colaboraba que eran muchos, y claro yo le dije que no, que una cosa era la amistad personal, que yo siempre respeté y me parecía además que era un buen hombre, y tenía cualidades estupendas. Pero un jesuita comunista es como un San Estanislao con una metralleta, ¡que no, que eso es un disparate, que no puede ser…! Pero no fue solamente el padre Llanos, fue un núcleo importante de la Compañía de Jesús que en España, Norteamérica, Holanda y en otros países de la Europa no comunista publican manifiestos comunistas, que yo denuncio en mis libros con sus nombres y apellidos, con sus fechas. Y de todo esto la gente no se entera. Y ya el colmo de los colmos es cuando en 1983, un jesuita muy importante, el padre José María Martín Patino, que ha sido el vicario político del Cardenal Tarancón durante muchos años y que por tanto tiene una influencia enorme en la Iglesia española, pronuncia una conferencia a la cual yo asisto en el Club Siglo XXI de Madrid, seis años antes de la caída del Muro (pero todavía no había caído), dio una conferencia en la que dice con toda claridad que la Iglesia española "tuvo una influencia directa en la Transición desde el franquismo autoritario hasta la democracia burguesa (yo no he formado parte de esa democracia burguesa, y yo no lo concebí nunca como una democracia burguesa, sino como una democracia, sin más), y esa misma Iglesia tiene que capitanear la segunda transición desde la democracia burguesa hacia la democracia socialista". ¿Cuál es la democracia socialista? La de los países del Este, es decir España se va a convertir en una república popular, eso lo dice un señor que tuvo una influencia enorme en la Iglesia española, porque controlaba la actividad política del Cardenal Tarancón, que a su vez era presidente de la Conferencia Episcopal, y una persona de influencia enorme en la Iglesia española.

Su libro pone mucho énfasis en la Compañía de Jesús, y por ejemplo se dedican bastantes páginas al padre Arrupe…

Yo conocí al Padre Arrupe, era un buen hombre, era un santo. Yo estoy convencido de eso. Arrupe, al que conocí cuando vino de Japón, después de comportarse heroicamente con la bomba atómica, era médico de carrera, había sido discípulo del Doctor Negrín en la Facultad de Medicina de Madrid y luego completó estudios en EEUU y siguió su carrera jesuítica. El Padre Arrupe era un iluminado, yo hablé con él a fondo y yo le tenía un aprecio personal muy grande. Yo fui alumno del Colegio Areneros de los jesuitas, y allí llegó el padre Arrupe, nos dio una conferencia emocionante sobre la bomba atómica, y yo le conocía y le estimaba mucho. Lo que pasa es que era un “iluminao”, él estaba convencido de la victoria final del comunismo en el mundo, pero él solo no, también algunos papas. Juan XXIII y Pablo VI llegaron a estar convencidos de que el comunismo se iba a imponer y entonces con muy buena intención dijeron "bueno, pues que no nos coja a nosotros de vacío, vamos a preparar el terreno para un mundo comunista". Y ¿cómo puede la Iglesia convivir con un mundo comunista?. Ellos no tuvieron la fe que tuvo Pío XII y que después tuvo Juan Pablo II, pero entre Pío XXII y Juan Pablo II hay un "vacío de poder" con el intervalo brevísimo de Juan Pablo I, que estaba muy en contra de todo aquello como es natural, pero que vivió 30 días de Papa nada más. Entonces con esa condición intentaron hacer convivir a la Iglesia con el comunismo. Lo que pasa es que entonces, vino un papa que había experimentado en su propia carne lo que era un régimen comunista en Polonia y la llegada providencial del Juan Pablo II salvó a la Iglesia católica y Juan Pablo II tiene una famosísima encíclica “Dominum et vivificantem” sobre el Espíritu Santo, en la que no solamente condena el marxismo, cosa que no habían hecho los papas anteriores, pero lo que hace es que declara que el marxismo es pecado contra el Espíritu Santo, que según dice el propio Cristo en el Evangelio, en tres de los cuatro evangelios, el pecado contra el Espíritu Santo no se perdona en esta vida ni en la otra, es el pecado más grave que hay, es el desprecio de Dios hasta llegar a la negación de Dios, porque es el ateísmo. Bueno, entonces Juan Pablo II publica esta encíclica, y se opone al comunismo en su patria, salva a Polonia del comunismo, la saca del comunismo, sufre un atentado organizado por la Unión Soviética clarísimamente, aunque luego por contubernios con la CIA se echa tierra encima sobre esa autoría. Pero ese es un atentado comunista sobre la vida del Papa, se salva milagrosamente porque hay una monja que aparece allí y desvía el tiro, y además era el día de la Virgen de Fátima, a la cual era muy devota el Papa Juan Pablo II, y salva a la Iglesia del comunismo, pero eso no quiere decir que no siga existiendo el marxismo. Y sigue existiendo en un país que está a la cabeza del mundo por población y por potencia industrial y económica porque está igualando a EEUU, es China. Y eso de que China es un marxismo descafeinado hay que tomarlo con mucho cuidado, porque es el marxismo leninismo maoísmo, que es igual, que es tan expansivo como el marxismo leninismo aunque tenga una cobertura burguesa de la economía. Es un engañabobos, porque no han renunciado nunca al comunismo.

No sé si es correcto decir que la vía de infiltración del marxismo en el mundo católico se llama teología de la liberación…

La teología de la liberación fue un episodio que yo viví intensamente, y fui la primera persona que se opuso frontalmente a la teología de la liberación. Yo empecé mis obligaciones sobre este tema pues en el año ´85 en dos largos artículos de ABC que se llamaban "La Teología de la Liberación desenmascarada". Se produjo una polémica tremenda, se metió conmigo el pobre Padre Martín descalzo, que no tenia ni idea que qué iba el asunto, pero controlaba el ABC, que era muy importante. Gracias a Dios, a mí Luis María Ansón me respaldó totalmente, y me dio la razón…, hice dos artículos de diez páginas cada uno, que no era normal, en la Semana Santa de 1985, y luego hice una serie de libros que son cinco ó seis, que tratan este tema. Para mí ha sido una gran alegría que el ABC, que no siempre ha comulgado con mis ideas, ahora el suplemento Alfa y Omega me hace un comentario de Miguel Ángel Velasco, que es una autoridad en el catolicismo español y dice que está completamente de acuerdo con lo que dice mi libro. Yo se lo agradezco mucho porque es un reconocimiento muy noble que le honra a él y a mí.

¿Cómo es posible que la teología de la liberación tenga tanta aceptación y que haya cristianos que todavía caigan en ella?

Hay muchísimos católicos que están convencidos de las bondades de la teología de la liberación. La teología de la liberación no es más que el marxismo aplicado a la Teología, lo dijo Juan Pablo II en varias ocasiones sobre todo con su principal mentor para estos temas que era el Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, que condenan formalmente antes de la caída del Muro del Berlín. En España había una parte importante del clero y de los religiosos que estaban a favor de la teología de la liberación, que es algo contradictorio, es como la teología interpretada en clave masónica. La masonería es esencialmente anticristiana, usted no puede ser cristiano y masón. Bueno, hay muchos cristianos masones, sí, y tienen algunos muy buena voluntad, también, pero hay una documentación pontificia clarísima diciendo que es imposible. Y lo mismo el comunismo, que por esencia misma es ateo y es enemigo de la religión. Carlos Marx era un ateo que basó en su ateísmo todo su sistema.

Le hemos escuchado contar una anécdota sobre su nieto, y su particular definición acerca de lo que es la masonería…

Mi nieto es un chico de 15 años y casi dos metros de altura, un gigante, un chico listísimo, y participa en las conversaciones familiares, y se va enterando, es más listo de lo que creíamos, y entonces hablando nosotros de los libros y de lo que son las cosas, él preguntaba mucho quiénes son los “masoneros”, luego ya los masones, quiénes son…, bueno pues, yo no le dije nunca una definición redonda, pero él, de lo que repetíamos en casa, cuando un amigo suyo le dijo que iba a ir a un colegio determinado, mi nieto me lo contó a mi, y yo le dije: "Diles, a tu amigo y a sus padres, que es un colegio masónico". Y entonces él le dijo a su amigo que le iban a llevar a un colegio masónico, y su amigo le preguntó qué es la masonería, y mi nieto contestó muy serio, de una manera muy segura: "La masonería es una secta satánica que tiene como clave y fundamento la hostilidad contra la Iglesia católica". Yo nunca le había dicho eso, es verdad pero nunca se lo había dicho, yo le había hablado de la masonería, de la masonería en la Iglesia, de que es contraria al catolicismo y al cristianismo...La masonería, que fue cristiana en sus orígenes pero a partir de principios del siglo XVIII se hace anticatólica primero y luego anticristiana, y hoy día incluso un ateo puede ser masón, y hoy hay grandes logias masónicas que han quitado al gran arquitecto del universo, la masonería es pagana, es gnóstica, es lo mas anticristiano que cabe, la masonería actual, la anterior no. La de los constructores de las catedrales, la masonería operativa era cristiana, pero eso era en el siglo XIII y XIV que era cuando había masonería, alguien la remonta a épocas anteriores, puede haber antecedentes en Roma…, pero yo no voy a entrar en eso. A mi me importa desde la Edad Media. Hay una cosa que para mí es definitiva: yo he estudiado la masonería por dentro, he estado en las logias, he hablado con los masones, he escrito muchos libros, he descubiertos los rituales masónicos, que es muy importante….Alguien que hable de la Iglesia católica tiene que empezar leyéndose el evangelio, pues en este caso hay que estudiar el “evangelio masónico”, los rituales, lo que ellos rezan…, lo que ellos repiten en sus tenidas. Yo los he traducido del inglés antiguo, los he publicado en España, en un libro mío que se llama “El triple secreto de la masonería”, y allí está completamente claro. Esa masonería que fue cristiana hasta el siglo XVII y XVIII, a partir de ese siglo cae en manos de protestantes hugonotes, y se hace anticatólica primero y luego anticristiana. En los rituales antiguos la masonería tiene oraciones preciosas a Cristo, a Dios, a la Santísima Trinidad. a la Virgen María, oraciones preciosas, totalmente cristianas…Hoy, en las constituciones masónicas, se nombra una sola vez a Dios llamándole “El Gran Arquitecto del Universo”, pero eso ya no esta vigente en buena parte de la masonería. Dios no tiene nada que ver con la masonería.

¿Cómo consigue la masonería infiltrarse en la Iglesia católica?

Solicitando a personas de cierta influencia, incluso en la Iglesia, que ingresen en la masonería. Yo sufrí esa experiencia, a mí me lo han pedido dos veces en mi vida, que me apunte, y les he dicho que se fueran a la porra, que no. Yo conozco la masonería en mi familia, mi abuelo Juan de la Cierva de Peñafiel, que fue ministro de Alfonso XIII, fue masón en su juventud, hasta los 30 años cuando fue alcalde de Murcia, y entonces él era republicano y masón, luego monárquico y masón, pero cuando llegó la hora de casarse a los 30 años, se casó con mi abuela que tenía 15, era normal en aquella época casarse tan jóvenes, y mi abuela, que era una chica cartagenera pero de origen catalán, Codorniu Bosch de apellido, le dijo a mi abuelo que para casarse con ella había una condición previa: renunciar a la masonería solemnemente, como se hacía entonces. Y en la iglesia de San Nicolás de Murcia mi abuelo renunció a la masonería, quiero decir que eso lo he vivido, yo no me he enterado hasta mucho después, mi familia lo negaba, pero yo descubrí los documentos, y tuve que aceptarlo. Él dejó de pertenecer y, según los rituales de la masonería, fue maldito por la masonería hasta la tercera generación, yo soy la tercera generación, a lo mejor me toca algo todavía de la maldición, me tiene completamente sin cuidado. Me parece absurdo, la masonería es el paganismo moderno, es atea pero además pagana, que es mucho peor, es una reproducción de lo que fueron las corrientes gnósticas en los tres primeros siglos de la Iglesia católica, era el paganismo que se resistía a la irrupción del cristianismo, a través de la gnosis que era el conocimiento en griego y que era una perversión del cristianismo, eso es la masonería en este momento.

Una de las características y de los peligros de la masonería es que, hasta cierto punto, es invisible socialmente…, pero ¿puede decirse que EpC, la asignatura impulsada por el Gobierno socialista, es una materia masónica?

Bueno, la Epc es un proyecto masónico. El autor de la asignatura, la entidad que ha dado a luz ese engendro, pero ya desde la Segunda Republica, es la sociedad masónica “Cives”, que es ciudadano en latín. Es una logia masónica, una gran logia que ha intentado descristianizar a la Iglesia católica y acabar con ella, entonces la Epc es “Educación para la ciudadanía masónica”. Hay un padre jesuita, Pedro Álvarez Lázaro, Catedrático de Historia en la Universidad de Comillas, y miembro de la masonería que tiene un libro que se llama “La masonería y la educación del ciudadano en el siglo XIX”, o algo así. La masonería es el gran medio educativo para crear ciudadanos masones. El método es infiltrarse, incorporar a personas que puedan tener influencia en la sociedad, ellos dicen que nunca piden a nadie que entre…, mentira, a mí dos veces. Y además por carta de dos importantísimos masones, a los que agradecí mucho su deferencia porque yo soy una persona educada y algo verán en mí cuando creen que puedo entrar en su orden, pero les dije que era absolutamente católico y por tanto enemigo de la masonería. Ellos decían que no tenía nada que ver, que podía ser católico y masón, pero eso lo dicen ellos, pero la Iglesia católica no lo dice.

¿Se puede decir, entonces, que estamos en manos de un gobierno masónico?

Claro, yo publiqué un libro hace dos años, el anterior a éste, que se llama “Zp, tres años de gobierno masónico”, los tres primeros años y los siguientes han sido de un gobierno masónico. El ha negado que lo sea, pero yo lo dije y lo demostré, hubo dos importantes logias masónicas, una europea y otra en Nueva York, la logia “Fraternidad Hispánica”, que confirma algo, que Zp era masón; él, en un libro de Suso del Toro que le ha hecho una biografía recientemente, correctamente lo niega, dice que yo he salido por los cerros de Úbeda, y se me ha ocurrido decir que es masón, él dice que no lo es, que si lo fuera lo diría…Bueno, pues lo es, yo creo que lo es. Los masones pueden negar que son masones, sobre todo si pertenecen a alguna logia encubierta, como es el caso del ZP, pero bueno, si a mí me es igual que sea o no sea masón, creo que lo es, pero lo importante es que hace un gobierno masónico. Si su ministra de Educación, que es una señora que se llama Cabrera Calvo Sotelo, dos ilustres apellidos de la ciencia y de la política española, pero que está haciendo una política masónica en el Ministerio de Educación, pero ya digo que esta EPC, a parte de ser un rollo y una tesis aburridísima, el daño que puede hacer es muchísimo. Hay un movimiento fuerte de objeción en los colegios contra la Epc, porque es un intento de crear una moral que el Estado no es quien, me parece muy bien que haga lo que quiera, pero que no intente crear una moral, que cree una política que es la función del Estado, o del Gobierno, pero que no cree una moral, la moral es una cosa de tipo personal y de tipo religioso.