martes, 11 de agosto de 2009

LOS CINCO DÍAS QUE ESTREMECIERON EL CÁUCASO

Martes 11 de Agosto de 2009
Mayo 2009. Numero 163
Los cinco días que estremecieron al Cáucaso
Por Vicken Cheterian, enviado especial

Fuente: Le Monde diplomatique



¿Por qué Georgia atacó Osetia del Sur el 7 de agosto de 2008? La respuesta rusa sembró el pánico en las cancillerías, confirmando el riesgo de la desestabilización de un Cáucaso bajo tensión. Algunos meses después de la humillante derrota del ejército de Tiflis, los pormenores de esta guerra relámpago permanecen difusos. Sus consecuencias también. El apoyo internacional al gobierno de Georgia se ha ido diluyendo. En el seno de la población georgiana, el devenir de las dos provincias separatistas, Abjasia y Osetia, suscita reacciones encontradas.


Una estatua gigante de Joseph Stalin impera aún en el centro de Gori, en Georgia, ciudad natal del ex dirigente de la URSS. A unos cientos de metros, la vieja aula de una escuela primaria alberga a Nana Beruashvili, de 46 años, y a sus dos hijos, así como a otras cuatro familias desplazadas. Una decena de kilómetros la separan de Eredvi, su pueblo natal en Osetia del Sur, muy cerca de Tsjinvali, la capital. Dos días después del inicio de los combates, el 7 de agosto de 2008, Beruashvili huyó del lugar. Hoy ya no puede volver a su casa. Está destruida. "Los osetios me exigen que saque un pasaporte ruso, si quiero volver -explica-. Nadie en el pueblo puede aceptarlo. ¡Somos georgianos!".

Beruashvili no siente sin embargo ningún odio por los osetios, y la calidad de sus relaciones con los habitantes de los pueblos vecinos lo demuestra. El 5 de agosto de 2008, dos días antes del comienzo de la guerra, se dirigió por última vez al mercado de Tsjinvali, donde vendió lechugas y tomates, e hizo algunas compras antes de tomar el autobús para Eredvi. Aunque su pueblo, bajo control de la policía georgiana, esté rodeado de aglomeraciones osetias, la situación estuvo en calma hasta el fatídico día. A pesar de su dolor y las pérdidas sufridas, Beruashvili asegura que los osetios son "buena gente" que sólo quieren una cosa: paz y seguridad.



En Georgia, habría podido esperarse una fuerte hostilidad respecto de los osetios o los rusos. Ahora bien, en las calles de Tiflis, la capital, aún se oye hablar ruso, especialmente en los barrios con gran concentración de minorías, donde esta lengua sigue siendo predominante. Si bien, a lo largo de los últimos años de la era soviética la movilización étnica y las tensiones intercomunitarias generaban enfrentamientos y guerras, incluso en Osetia del Sur, actualmente no existe ningún problema de este tipo en Georgia. El conflicto es de otra naturaleza: enfrenta a ejércitos regulares que se encuentran bajo las órdenes de sus dirigentes. La pregunta "¿quién desató la guerra?" está cargada pues de consecuencias políticas.

Esta guerra de cinco días, desatada el 7 de agosto de 2008, continúa siendo un enigma. ¿Por qué los georgianos enviaron sus tropas a Tsjinvali, cuando las fuerzas rusas se estacionaban allí bajo el mandato de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)? ¿Por qué los países occidentales y en particular Estados Unidos no hicieron todo lo necesario para impedir la posible destrucción de su aliado, aun a riesgo de hacer tambalear una vez más su imagen internacional? La concentración de fuerzas georgianas y rusas en el interior y alrededor de Osetia del Sur y -anteriormente- en Abjasia, era un signo flagrante de violencia en ciernes. En 2004 y 2006, Estados Unidos se había opuesto a la invasión a Osetia del Sur por parte de Georgia, lo que causó entre otras cosas el desplazamiento del ministro de Defensa georgiano Irakli Okruashvili, un belicista que había hecho la promesa de celebrar el comienzo de 2007 en Tsjinvali. ¿Por qué no se opuso esta vez?

Consultado sobre la estrategia de su país y sobre sus errores, Alexander Lomaia, secretario del Consejo de Seguridad Nacional georgiano y colaborador cercano del presidente Mijail Saakashvili (1), afirma que los medios de comunicación occidentales cometieron un error al dar a entender que Georgia había provocado el conflicto: "La guerra no tenía como objetivo ‘proteger a los ciudadanos rusos' (tal como pretendían los dirigentes rusos). Nada tenía que ver con Osetia del Sur, ni tampoco con Georgia. Es Rusia la que quiere imponerse y rediseñar unilateralmente el mapa de Europa". Según él, y a pesar de las malas relaciones bilaterales, los dirigentes georgianos estaban dispuestos, antes de la guerra, a discutir con Moscú: "Les hicimos saber claramente a nuestros aliados rusos que estábamos dispuestos a negociar todo, excepto la soberanía y la integridad nacionales". Lomaia insiste en lo que devino actualmente la posición oficial de Tiflis: fueron los movimientos masivos de las tropas rusas la noche del 7 de agosto (más de ciento cincuenta camiones militares atravesando las montañas rusas del Cáucaso por el túnel de Roki en dirección a Osetia del Sur) los que obligaron a Georgia a reaccionar para defender su territorio (2).

La cronología de los hechos, establecida por los medios de comunicación, no corrobora la teoría georgiana de la autodefensa. En octubre de 2008, apenas unos días después de la retirada de las tropas rusas de la "zona tapón", visitamos el pueblo de Ergneti, a escasos dos kilómetros al sur de Tsjinvali. Destruidas en gran parte, la mayoría de sus viviendas fueron incendiadas desde dentro luego de haber sido sin duda saqueadas. Sólo una casa presentaba impactos de balas y explosiones, prueba de que ningún combate serio se había librado en el pueblo. Si las tropas georgianas hubieran querido defender a su país de una eventual invasión rusa, es ahí donde habrían debido intervenir.




Después de la guerra, los medios de comunicación occidentales apoyaron en gran medida a Georgia, reconociendo que ésta había provocado el ataque contra Tsjinvali. Sin embargo, no deja de ser cierto que en tres días, el ejército georgiano estaba prácticamente desintegrado, mientras que las fuerzas rusas avanzaban hacia el corazón de Georgia, ocupando la ciudad de Gori -dividiendo así al país en dos- así como Zugdidi, Poti y Senaki, ciudades situadas al oeste del país. Todos temían que las Fuerzas Especiales rusas penetraran en Tiflis para detener a los dirigentes georgianos. Si Moscú lo hubiera decidido, ningún obstáculo militar lo habría impedido. Convirtiendo así a Georgia en una víctima potencial a los ojos de los medios de comunicación.

Pero, a partir de la retirada de las fuerzas rusas del territorio georgiano detrás de las antiguas fronteras administrativas soviéticas de Osetia del Sur y de Abjasia, la situación cambió. Se impuso entonces una pregunta: ¿por qué atacó Georgia (3)? Las respuestas dadas por los dirigentes georgianos no han sido consideradas satisfactorias y el país ya no tiene muy buena prensa. Basándose en las declaraciones de dos observadores militares de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), The New York Times se preguntó sobre la responsabilidad de Georgia en el conflicto: "El ejército georgiano, inexperto, atacó la capital separatista aislada de Tsjinvali, el 7 de agosto, haciendo un uso indebido de la artillería y los misiles, poniendo así en peligro a civiles, a fuerzas para el mantenimiento de la paz y a observadores rusos desarmados" (4). Dirigentes georgianos insistieron que sus operaciones militares apuntaban a proteger a varios pueblos con importantes minorías georgianas alrededor de Tsjinvali de los disparos de la artillería. Sin embargo, tal como relata The New York Times , los observadores de la OSCE, luego de haber consultado a diplomáticos occidentales establecidos en Tiflis, afirmaron que no habían comprobado nada semejante.
Las polémicas sobre las responsabilidades en el desencadenamiento del conflicto se multiplican. Bajo la presión de los dirigentes de la oposición, el Parlamento georgiano llevó a cabo una serie de audiencias para aclarar la cuestión. La Unión Europea, por su parte, recurrió a la capacidad de Heidi Tagliavini, una diplomática suiza designada al frente de una comisión especial (5).

Sin embargo, cualesquiera que sean las conclusiones, nunca serán lo suficientemente pertinentes desde el punto de vista político. La comisión presentará su informe en noviembre de 2009; pero Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea ya tomaron posición y las organizaciones internacionales encargadas de manejar la situación en Georgia dieron muestras de su impotencia: a pesar de sus informes cada vez más alarmantes, en 2008, la comunidad internacional no pudo contener la escalada de violencia.

Prueba del gran apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea al gobierno georgiano, el 22 de octubre de 2008, en Bruselas, los países donantes prometieron la suma de 3.440 millones de euros (6). Destinada a la asistencia humanitaria y a la reconstrucción, la ayuda internacional servirá también para estabilizar las finanzas del país e impedir una crisis económica mayor como consecuencia del conflicto. Estos fondos, esenciales para la administración georgiana, evitarán el deterioro económico y la movilización de la oposición en las calles de Tiflis.

Nino Burjanadze, ex portavoz del Parlamento georgiano, afirma "Lo que se produjo en Osetia del Sur fue una provocación preparada durante mucho tiempo por Rusia. El problema es que nuestro propio gobierno nos ha empujado a esta trampa". Para ella, la resolución del conflicto en Abjasia y Osetia del Sur es un asunto que llevará mucho tiempo y "que excluye el recurso a la fuerza". "Este gobierno es incapaz de construir la confianza", se lamenta. El 18 de agosto, solicitó la apertura de una investigación sobre los orígenes de la guerra (7). Durante mucho tiempo considerada la segunda personalidad política de Georgia, Burjanadze ya había tomado distancia de Saakashvili en abril. Desde entonces, sus diferencias no dejaron de acentuarse y, en noviembre, anunció la creación de un nuevo partido de oposición. A fines de diciembre, Irakli Alasania, ex embajador de Georgia en Nueva York, reunió a su vez a la oposición y llamó a elecciones anticipadas.

¿Alentarán a la oposición georgiana estas nuevas defecciones? ¿Están contados los días de la Administración de Saakashvili? No es posible asegurarlo. Los demás partidos opositores dudan en sumarse a Burjanadze, quien permaneció en el poder cuando las autoridades georgianas reprimieron las manifestaciones de la oposición, el 7 de noviembre de 2007, y cuando las tropas del Ministerio del Interior destrozaron las oficinas del canal de televisión Imedi.

Es verdad que en otoño de 2007, una coalición de partidos de oposición georgianos había logrado movilizar a miles de personas insatisfechas con las reformas sociales y económicas. Pero la estrategia de Saakashvili y la debilidad de la oposición pusieron fin a esta reacción popular. A petición de la oposición, que reclamaba nuevas elecciones parlamentarias, el presidente georgiano organizó primero un escrutinio presidencial, en enero de 2008, en el que obtuvo, en primera vuelta, el 53,47% de los votos.

A pesar de las protestas de la oposición que, denunciando múltiples fraudes, exigió una segunda vuelta, la suerte estaba echada: en mayo, el partido en el poder, el Movimiento Nacional Unido (MNU), se impuso en las elecciones parlamentarias. A menos que los occidentales (europeos y norteamericanos) retiren su apoyo a Saakashvili, o que una crisis económica mayor genere nuevas manifestaciones, la oposición georgiana tiene pocas posibilidades de derrocar a la Administración actual, o incluso de cambiar el curso de la vida política.

A pesar de todo, se perciben cambios en el seno de la población. En marzo de 2007, en Tiflis, un centro para la defensa de los derechos humanos -The Human Rights Centre (HRIDC)- lanzó una campaña de disculpas al pueblo abjasio por la guerra librada en 1992 por Georgia (8). La primera, la organización no gubernamental (ONG) quería provocar un debate sobre el papel de Georgia en un conflicto que lleva más de quince años, en el momento mismo en que las tensiones amenazaban con generar nuevas guerras.

Esta campaña revestía una importancia excepcional en la medida en que expresaba la idea de que la normalización entre ambos pueblos debía pasar, del lado georgiano, por el reconocimiento de los miedos existenciales de los abjasios, traumatizados por la guerra. La elite política georgiana había ignorado siempre los temores reales y legítimos de los pueblos abjasio y osetio. A pesar de su victoria militar en 1993, los abjasios siguen siendo muy vulnerables y aún temen ser aniquilados en un conflicto prolongado con Georgia. La población de abjasios que vive en Abjasia se estima en noventa y cuatro mil personas (9).

En Osetia del Sur, los temores eran más inmediatos. Contrariamente a la de Abjasia, la población georgiana no vivió una limpieza étnica durante la guerra anterior (1989-1992), lo que aceleró evidentemente la normalización de las relaciones tras la firma del cese el fuego. A pesar de la ausencia de iniciativas de paz serias y de la existencia de un bloqueo oficial de la república secesionista, cuando Saakashvili accedió al poder, en 2004, la convivencia entre osetios y georgianos se había restablecido.




Pero, a partir de esa fecha, el retorno de las presiones políticas y militares sobre Osetia del Sur para que volviera al seno georgiano reveló la precariedad de las posiciones osetias: Tsjinvali, ciudad de treinta mil habitantes, fue inmediatamente rodeada en todas partes por pueblos georgianos cuya seguridad estaba en manos de la policía georgiana. La construcción de una importante base militar en Gori, a menos de media hora en automóvil de Tsjinvali, representaba para los habitantes de la capital osetia una amenaza constante (10).

Diferencias fundamentales separan a Abjasia de Osetia del Sur. Ésta última es una región pobre y montañosa sin mayor importancia estratégica, contrariamente a Abjasia, dotada de un importante potencial agrícola y turístico gracias a su extensa costa sobre el Mar Negro. Devenida totalmente dependiente de la ayuda rusa, Osetia del Sur ha manifestado en varias ocasiones su deseo de integrar la Federación Rusa. Sus dirigentes políticos y militares son designados por el Kremlin -como Aslanbek Bulatsev-, ex director de los servicios fiscales de Osetia del Norte (una república de la Federación Rusa), designado recientemente Primer Ministro de Osetia del Sur (11). Abjasia, en cambio, se ha preocupado siempre por conservar su independencia y jamás expresó el deseo de formar parte de la Federación Rusa.

El reconocimiento de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur por parte de Rusia podría, en el corto plazo, tranquilizar a Tsjinvali. Sin embargo, los problemas que originaron el conflicto persisten y se acentúan. La guerra de agosto de 2008 puso fin a la presencia de las minorías georgianas en Osetia del Sur. Sus pueblos fueron saqueados y destruidos, y más de quince mil de sus habitantes fueron desplazados al interior del territorio georgiano. Osetia del Sur se extiende al sur de las montañas caucásicas y sus vías de comunicación atraviesan el valle central de Georgia; el proyecto de dividir la provincia del resto de Georgia para unirla a Rusia refleja un voluntarismo político que va en contra de su topografía. Semejante situación sólo podría perdurar al precio de fuertes tensiones.

Por otra parte, el ejército ruso contempla construir bases militares en Osetia del Sur y en Abjasia. Confiando en su última experiencia, Georgia planea, por su parte, reconstruir su ejército, adquiriendo esta vez misiles antitanques y antiaéreos modernos. La guerra incrementó la amenaza: antes, Tiflis había combatido a los movimientos separatistas de minorías étnicas; en 2008, combatió al ejército ruso.

La guerra produjo también el retorno de bases militares rusas al corazón del territorio georgiano, apenas un año después de la evacuación de las bases rusas de Batumi y Ajalkalaki. Ronald Mangum, general estadounidense retirado establecido en Tiflis desde hace tres años, y supervisor del Programa georgiano para la Reforma de la Defensa, explica: "Antes del conflicto del mes de agosto, Georgia podía proteger su mitad oriental bloqueando el túnel de Roki y el paso de Kazbegi. Pero ahora existe este enorme globo (Osetia del Sur) con una base militar rusa en el centro del país".

El viceministro de Relaciones Exteriores abjasio, Maxim Gunjia, está preocupado por la continuidad de un conflicto de baja intensidad. Según él, el ejército georgiano "insiste en penetrar en Abjasia con el fin de desestabilizar la situación". Afirma además que las autoridades georgianas liberaron recientemente a Dato Shengelia, ex jefe de los Forest Brothers , un grupo de guerrilleros apoyados por el Ministerio del Interior georgiano y que opera en distrito de Gali, en el sur de Abjasia. Estas fuerzas paramilitares fueron desmanteladas tras la elección de Saakashvili en 2004, pero al parecer habrían sido reactivadas a comienzos de 2008 (12). La liberación de Dato Shengelia apuntaría a reanimarlas.

Rusia mantiene las presiones para marginar a Tiflis y los países occidentales en Georgia. Por otra parte se niega a renovar el mandato de la OSCE en Georgia. En lugar de entonar un mea culpa por su fracaso en la prevención de una nueva guerra en el Cáucaso, las organizaciones internacionales administran sus rivalidades internas y se muestran impotentes ante la ofensiva rusa.

La guerra del verano pasado no generará ciertamente una "nueva guerra fría", tal como pudo pensarse entonces. Lo que no es óbice para que Georgia se haya convertido en un laboratorio donde las grandes potencias prueban la extensión y los límites de su poder.


Notas:

(1) Tras el conflicto, Lomaia desempeñó un papel clave en las negociaciones con el ejército ruso (véase el informe de Jonathan Littell, "Carnet de route en Géorgie", Le Monde 2 , París, 3 de octubre de 2008). Desde diciembre de 2008, es representante de Georgia ante Naciones Unidas en Nueva York.
(2) Para defender su posición, Georgia reveló el contenido de las comunicaciones telefónicas entre las Fuerzas Armadas rusas y Osetia del Sur. Los textos están disponibles en inglés en: http://graphics8.nytimes.com/packages/pdf/world/2008/09/20080916_Georgia_Transcript.pdf
(3) Es el caso de algunas investigaciones, como el artículo de Tim Whewell, "Georgia accused of Targeting Civilians", BBC News , 28 de octubre de 2008.
(4) C. J. Chivers y Ellen Barry, "Georgia Claims on Russia War Called into Question", The New York Times , Nueva York, 7 de noviembre de 2008.
(5) Philippa Runner, "EU Drafts Broad Mandate for Georgia War Probe", EUobserver , Bruselas, 19 de noviembre de 2008.
(6) "Georgia Donors Conference", Ec.europa.eu, Bruselas, 22 de octubre de 2008.
(7) Matt Robinson y Margarita Antidze, "L'opposition géorgienne promet de poser des questions difficiles", Reuters, Tiflis, 18 de agosto de 2008.
(8) www.apsni.org
(9) Según datos oficiales abjasios publicados en 2003, la población total de Abjasia ascendería a 215.000 personas. Según otras cifras, los abjasios que viven en Abjasia serían 70.000.
(10) Vicken Cheterian, "La revolución de las rosas", Le Monde diplomatique en español , julio de 2007.
(11) James Kliner, "South Ossetia appoints former Russian official as PM", Reuters, Moscú, 22 de octubre de 2008.
(12) International Crisis Group, "Georgia and Russia: Clashing over Abkhazia", Europe Report , N° 193, 5 de junio de 2008.

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