lunes, 22 de junio de 2009

LOS DERECHOS HUMANOS EN CHINA

DERECHOS HUMANOS
Los derechos humanos en China



El control de población sigue reclamando víctimas



Fuente: ROMA, 14/6/ 2009 (ZENIT.org).

La situación de los derechos humanos en China ha sido, una vez más, el foco de atención al conmemorarse el 20 aniversario de la represión sangrienta de las protestas pro democracia en la Plaza de Tiennanmen de Pekín.

La mayor parte de los medios se ha centrado en los derechos civiles y políticos, pero la negación del derecho de las familias a elegir cuántos hijos quieren sigue oprimiendo a muchos chinos.

El 7 de mayo, LifeNews.com publicaba un reportaje detallando los resultados de una investigación encubierta de Colin Manson en China.

Las multas por tener un hijo ilegal son ahora de tres a cinco veces los ingresos de la familia, informaba LifeNews. No es de sorprender que, cuando las parejas se enfrentan con la perspectiva de tal multa, muchas consientan en abortar o ser esterilizadas.

Según Mason, en la provincia de Guangxi, los bebés que nacen fuera de los límites establecidos por el gobierno son recogidos bajo la custodia de los funcionarios del gobierno, quienes se los quedan hasta que los padres son capaces de pagar las fuertes multas.

El 15 de febrero el Times de Londres informaba de que las fuertes restricciones del gobierno están provocando amplias protestas.

Según el reportaje, los medios chinos y los comentaristas de internet están rompiendo las restricciones para informar de los abusos en el control de nacimientos.

Entre los abusos, el Times mencionaba que las mujeres que ya tienen un hijo se enfrentan a tests de embarazo regulares, así como a la presión de ser esterilizadas. Los medios utilizados para obligar a las mujeres van desde penas económicas hasta la amenaza de ser despedidas de sus puestos de trabajo.

Aborto a la fuerza

Un caso mencionado por el Times era el de Zhang Linla, que cometió el error de quedarse embarazada cuando ya había tenido una niña. Sólo seis días antes de la fecha en que tenía que dar a luz fue sometida a un aborto forzado.

El artículo mencionaba otros ejemplos que implicaban esterilizaciones forzados y bebés vivos que se han dejado morir.

El 17 de noviembre, la página web Christian Post informaba del caso de Arzigul Tursun, una mujer musulmana uigur que se enfrentó a la amenaza de un aborto a la fuerza. En el momento del artículo estaba embarazada de seis meses y las autoridades la presionaban para que abortase puesto que ya tenía dos hijos.

El 5 de octubre, el periódico South China Morning Post publicaba un largo artículo relatando las medidas coercitivas a las que se enfrentan las parejas que no obedecen las estrictas leyes de planificación familiar.

El artículo detallaba la naturaleza invasiva de las restricciones a las familias. Cada pareja casada tiene que responder ante la Comisión Nacional de Población y Planificación Familiar. Cada aldea y cada calle en las ciudades están supervisadas por una clínica de planificación familiar controlada por esta Comisión.

Según el periódico, hay oficialmente 650.000 personas empleadas para imponer las leyes de planificación familiar. Sin embargo, estimaciones no oficiales dice que el número verdadero supera el millón.

El South China Morning Post daba el ejemplo de Jin Yani, que fue sometida a un aborto forzado por su incumplimiento de los estrictos límites. El aborto se llevó a cabo de forma tan brutal que estuvo en peligro de muerte y pasó 44 días en el hospital, como consecuencia. A resultas de lo ocurrido nunca podrá volver a concebir.

Según el artículo, las autoridades pueden actuar sin control en las zonas rurales y emplean métodos brutales, que incluyen la destrucción de las casas y las esterilizaciones forzadas.

El periódico citaba a Mark Allison, investigador para el Este asiático de Amnistía Internacional, quien afirmaba que los abortos forzados siguen siendo algo común.

Castigos

El 22 de mayo, el South China Morning Post informaba de que las autoridades del gobierno habían renovado su determinación de hacer cumplir los estrictos límites de planificación familiar. Entre las medidas recientes anunciadas están la distribución libre de anticonceptivos a los trabajadores emigrantes, y el aumento de los castigos por los niños extra.

Las reglamentaciones revisadas de planificación familiar fueron hechas públicas por el Consejo de Estados que anunció que las multas impuestas a los trabajadores emigrantes que violasen la política de un solo hijo serían determinadas en base a lo que pudieran ganar en el lugar en que trabajasen, en lugar de hacerlo de acuerdo a los niveles de ingresos de sus lugares de origen.

Al fijar la multa por quebrantar la ley de planificación familiar en la ciudad donde están viviendo dará lugar a penas más altas.

Los incentivos por seguir las restricciones oficiales incluyen días de vacaciones adicionales para quienes esperen hasta tener más edad para tener hijos, o para aquellos que voluntariamente se sometan a esterilización. Las parejas obedientes también recibirán un tratamiento preferente de las autoridades al poner a funcionar negocios propios o recibir ayuda social.

Estas restricciones van en contra de lo que quieren la mayoría de las mujeres chinas, como admiten incluso los funcionarios del gobierno. Según un reportaje de la BBC el 16 de enero, los funcionarios chinos de planificación familiar afirman que sus investigaciones muestran que el 70% de las mujeres quieren tener dos o más hijos.

Según la BBC, la investigación se llevó a cabo en el 2006, pero sólo se ha hecho pública ahora. Según la encuesta, la mayoría de las mujeres - el 83% - quieren un hijo y una hija.

Menos chicas

Aparte de los abusos cometidos por las autoridades, otro grave problema es la peligrosa diferencia en el número de chicos y chicas que nacen. Una combinación de preferencia tradicional por tener al menos un niño, más las restricciones en los nacimientos, ha dado lugar a que millones de niñas hayan sido abortadas.

Según un reportaje el 10 de abril de Associated Press, los últimos datos revelan que China tiene 32 millones de hombres jóvenes más que mujeres.

Las estimaciones provienen de un informe publicado en el British Medical Journal. Se espera, además, que este desequilibrio empeore en los próximos años.

El estudio mostraba que China tiene 119 nacimientos masculinos por cada 100 femeninos, comparados con los 107 por cada 100 de los países industrializados.

El estudio encontró que el mayor desequilibrio chico-chica está en el grupo de edad de 1 a 4 años - lo que significa que China tendrá que enfrentarse a los efectos de esto cuando los niños alcancen la edad reproductiva dentro de 15 a 20 años.

Aunque el gobierno ha prohibido el uso de pruebas de ultrasonido para determinar el sexo del feto, es algo que todavía es muy común.

Las consecuencias de la falta de chicas ya se están experimentando, como informaba el 31 de mayo el Sunday Times. El periódico informaba del creciente nivel de secuestros de chicas jóvenes. Las chicas son secuestradas para ser esposas de hombres en las regiones donde ha habido una grave falta de nacimientos de niñas.

El artículo afirmaba que el ministerio de seguridad pública admite que de 2.000 a 3.000 niñas y mujeres jóvenes son raptadas cada año, pero los medios locales elevan la cifra hasta las 20.000.

Una página web creada para que los padres puedan exponer los detalles de sus hijas desaparecidas tiene información de más de 2.000 familias. Son pocas, sin embargo, las esperanzas de que estos secuestros se resuelvan. Después de dos años, esta página sólo ha resuelto siete casos.

Principios esenciales

El aniversario de Tiennanmen ha tenido lugar poco después de que las Naciones Unidas conmemorasen el 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

El arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, trataba el tema de los derechos humanos en un discurso pronunciado el 12 de diciembre.

"Al hablar del derecho a la vida, del respeto por la familia, del matrimonio como unión de un hombre y una mujer, de la libertad de religión y conciencia, de los límites de la autoridad del Estado ante los valores y derechos fundamentales, no se está diciendo nada nuevo o revolucionario", comentaba.

Los derechos humanos no son simples accesos a privilegios, apuntaba el representante Vaticano. Desgraciadamente en China y otros países los derechos básicos de la familia no son respetados aún, una situación que clama que se rectifique.



Autor: Padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado- Fecha: 2009-06-22

lunes, 1 de junio de 2009

CONTROL SOCIAL TOTAL

Lunes 01 de Junio de 2009 Conectarse
Mayo 2009. Numero 163
Control social total
Por Ignacio Ramonet





"Siempre esos ojos que miraban, vigilantes, en el trabajo o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la habitación, en vigilia o en el sueño: no había privacidad posible".
George Orwell, 1984 .




Ya nadie duda de que estamos todos vigilados, observados y fichados. En el paseo, en el mercado, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en el aparcamiento, en las carreteras... alguien nos está mirando por el ojo de las nuevas cerraduras digitales. Múltiples mallas de vigilancia nos acosan por todo el planeta, la mirada penetrante de los satélites nos persigue desde el espacio, las pupilas silenciosas de las cámaras nos controlan por las calles, el sistema Echelon (1) inspecciona nuestras comunicaciones, y los chips RFID (2) revelan nuestro perfil de consumidor. Cada uso del ordenador, de Internet (Google, YouTube, MySpace...) o de la tarjeta de crédito deja huellas imborrables que delatan nuestra identidad, nuestra personalidad, nuestras inclinaciones. Se ha cumplido el viejo recelo de George Orwell que nos pareció, durante tanto tiempo, utópico o excesivamente paranoico (3).


Se ha roto el necesario equilibrio entre libertad y seguridad. Con la intención de proteger al conjunto de la sociedad, las autoridades, en nuestras modernas democracias, tienden hoy a ver en cada ciudadano a un virtual maleante. La guerra sin cuartel contra el terrorismo -preocupación dominante en el último decenio- ha procurado una impecable coartada moral y favorecido la acumulación de un impresionante arsenal legal (4) que está permitiendo llevar a cabo el proyecto de control social integral. Los "progresos" tecnológicos (informático y digital) también han ayudado y las autoridades tienen cada vez mejores herramientas para la vigilancia electrónica.
"Habrá menos privacidad, menos intimidad, pero mayor seguridad", nos dicen. Y en nombre de ese nuevo imperativo categórico, se ha instalado de modo progresivo e indoloro, un régimen de dominación que podemos calificar de "sociedad de control". Con la particularidad de que -a diferencia de las precedentes "sociedades disciplinarias" que confinaban a los rebeldes o descarriados en lugares cerrados (cárcel, reformatorio, manicomio)-, la sociedad de control encierra a los sospechosos (o sea, a casi todos los ciudadanos) al aire libre y los mantiene bajo acecho constante. A veces, mediante los aparatos-chivatos que libremente ellos mismos han adquirido: ordenadores, teléfonos móviles y otros dispositivos informáticos (tarjeta de crédito, agenda electrónica tipo Palm, billetes de transporte, GPS, etc.). Y otras veces, gracias al uso de sistemas discretos y emboscados que atisban los movimientos de cada persona, como los radares de carreteras o las cámaras de videovigilancia (5).
Éstas se han multiplicado hasta tal punto que, en el Reino Unido, por ejemplo, donde se han instalado más de cuatro millones de ellas (una por cada quince habitantes), una persona puede ser filmada hasta 300 veces al día... Las nuevas cámaras Gigapan, de ultra alta resolución (más de mil millones de píxeles) permiten, en una sola imagen y por un vertiginoso efecto de zoom, el fichaje biométrico del rostro de cada uno de los miles de espectadores presentes en un estadio, en una manifestación o en un mitin político (6).
Aunque los estudios serios demuestran la poca eficacia de la videovigilancia, la confianza en esta tecnología sigue en aumento. Aprovechando la paranoia antiterrorista que ellos mismos han creado, algunos gobiernos han constituido batallones de confidentes voluntarios civiles que informan de lo que oyen y ven a las autoridades. El Departamento de Justicia de Estados Unidos lanzó en 2002, bajo la presidencia de George W. Bush, la Operation Tips (Operación Soplos) para convertir en confidentes a más de un millón de trabajadores cuya particularidad era la de entrar en los hogares de la gente (fontaneros, antenistas, albañiles, electricistas, jardineros), que debían llamar a un número de teléfono de la policía si notaban algo sospechoso.
Pasar de una sociedad informada a una de informantes es el proyecto que acaba de lanzar la Asociación de Sherifs de frontera de Texas ( Texas Border Sheriff ‘s Coalition ) que ha colocado quince cámaras de videovigilancia a lo largo de la frontera con México en puntos aislados y estratégicos. Las cámaras están conectadas a Internet (www.blueservo.net) y cada ciudadano, a través del mundo, instalado en su casa frente a su ordenador, puede espiar las áreas desérticas texanas o las riberas del Río Grande. Si ve pasar a algún emigrante clandestino puede denunciarlo con un simple correo electrónico. Cerca de treinta millones de individuos, de diversos países, ya han aceptado la función de confidente voluntario de la policía de Texas para luchar contra la inmigración clandestina. Es fácil de imaginar que, con la agravación de la crisis económica actual y el brutal aumento de la xenofobia, si se instalase en Europa, a lo largo de las costas del Mediterráneo, un sistema semejante de cámaras de vigilancia, el número de espías civiles voluntarios sería sin duda importante.
Es una de las perversiones de la actual sociedad de control: desea convertir a los ciudadanos, a la vez, en vigilados y en vigilantes. Cada uno debe espiar a los demás, al tiempo que es él mismo espiado. O sea, en un marco democrático en el que cada individuo está convencido de vivir en la mayor libertad, la realización del objetivo represivo máximo de las sociedades totalitarias.



Notas:
(1) Sistema de espionaje planetario de las llamadas telefónicas y del correo electrónico, dependiente de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés).
(2) Identificación por radiofrecuencia.
(3) Orwell lo concibió, en 1948, para denunciar a la sociedad estalinista, en contraste con el Occidente "de democracia y libertad".
(4) La Ley de Videovigilancia aprobada en 1997 permitió, en España, la instalación en lugares públicos de cámaras de vigilancia "para velar por la seguridad ciudadana". Uno de los aspectos más criticados de esta Ley es que la mayoría de los ciudadanos ignora que están siendo filmados, algo que vulnera la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) de 1999.
(5) Léase Armand Mattelart, Un Mundo vigilado , Paidós, Barcelona, 2009.
(6) Véase, por ejemplo, la imagen de la toma de posesión del Presidente Barack H. Obama: http://gigapan.org/viewGigapanFullscreen.php?auth=033ef14483ee899496648c2b4b06233c Léase también, Carlos Martínez, "Todos fichados", Rebelión , 30 de marzo de 2009.

CONCIENCIA O MEMORIA HISTÓRICAS

Conciencia o memoria históricas

ABC
Luis Suárez Fernández
29/05/09


Durante siglos la cultura europea se ha mantenido fiel a los principios que arrancan de Herodoto y culminan en Polibio. La Historia (geschichte, en alemán) en cuanto forma del saber que se refiere a la presencia del ser humano en el tiempo es una especie de maestra de la vida. Aunque parte siempre de una muy especial preocupación por los problemas del presente en que vive el historiador, trata de remontarse a fin de descubrir cómo las cosas fueron o llegaron a ser. De este modo se va construyendo una conciencia, que tiene en cuenta todos los datos, buenos y malos, sin formular juicios, tratando de aprender tanto de los aciertos como de los errores que hayan podido cometerse. La conciencia no califica ni valora con prevención: aprende. De este modo es posible ir construyendo el futuro desde una experiencia firme, fundando sobre este patrimonio el progreso. Por ejemplo así hemos aprendido a prevenir y superar crisis como la del 29, mientras tratamos de evitar recaídas en el totalitarismo, si bien no siempre se consigue.

Pero los historiadores que operaron en el siglo XX desde el materialismo dialéctico han tratado de sustituir esa conciencia por una «memoria» construida «desde sus bases» ya que parten del principio de que la concepción «más valedera y que ofrece mayores perspectivas, es la que reposa sobre la teoría marxista-leninista de la evolución». La memoria trata de hacer una selección, apartando lo que, a su juicio, no conduce a esta forma única de progreso que es el materialismo. De este modo puede disponerse de una especie de programa al que es necesario sujetarse para conseguir la meta. Se llega de este modo a una praxis, casi dogmática, que sobrevive incluso al fracaso de las estructuras políticas que se han ensayado. Tras la disolución de la Unión Soviética, esa memoria histórica selectiva, que reduce el saber a los medios, modos y relaciones de producción, convertidos en leyes, ha conseguido sobrevivir.

Una exposición muy elaborada y clara de lo que debe entenderse por memoria histórica, nos fue expuesta y entregada a los asistentes al XI Congreso Internacional de Historia celebrado en Estocolmo el año 1960 por uno de los más prestigiosos historiadores soviéticos el polaco Jerzy Kulczyzki, y confirmada en Moscú diez años más tarde. Comenzó afirmando, tras dejar claramente asentado que la no existencia de Dios es verdad científicamente demostrable, que el materialismo económico es el único método capaz de proyectar luz sobre el suceder, creando de este modo una memoria histórica indefectible, sin la cual no es posible lograr el progreso de la sociedad. La Humanidad, dentro de esa «memoria», tiene que ser considerada como único campo histórico inteligible, compuesta además, por la suma de individuos. De este modo ninguna significación puede atribuirse a las divisiones establecidas por los historiadores entre las distintas culturas -las cuales no pasan de ser una especie de longa manus de que se valen los Estados para afirmar su poder- concepto en el cual debe incluirse también la religión.

Las Edades antigua, media, moderna y contemporánea son meramente convencionales y han sido establecidas por los historiadores para su comodidad. En la educación de los futuros ciudadanos sólo importan los tiempos próximos o los espacios locales. Único es, también, el mecanismo que rige la evolución de esa Humanidad, aunque apreciamos diferencias en lo exterior y en la velocidad: dicho mecanismo está señalado, como ya advertimos, por esos tres elementos, fuerzas, medios y modos de producción. El juego combinatorio de estos tres factores es el que determina el progreso humano, que puede ser, desde luego retrasado o impedido. Por eso es imprescindible formular una «memoria histórica»: hay que eliminar todo aquello que pudiera ser obstáculo hacia la meta que marca el materialismo dialéctico.

De esta forma la interpretación marxiana de la Historia ha llevado a conclusiones singulares y equívocas. El feudalismo aparece calificado en muchos de nuestros libros de texto como «un modo de producción». Pero la sociedad feudal no era eso: sus modos y medios de producción eran una supervivencia atenuada del sistema romano. Lo que caracteriza al feudo es el vasallaje, que se da únicamente en Europa y que es un contrato entre dos personas mediante el juramento. Pero no se puede prestar un juramento válido si no se es libre. De este modo en la medida en que el vasallaje se fue extendiendo a un número creciente de súbditos, se estaba ampliando la condición de libertad. Cuando el caballero Ivanhoe otorga a Wanba la condición de escudero, entrando en vasallaje, le estaba dando la libertad. Y explota su alegría en la mente de sir Walter Scott. Un día llegó, en la Inglaterra del siglo XIII -antes ya se había producido esto en el reino de León- en que la condición vasallática fue reconocida a todos los súbditos del Rey. El documento que reguló este cambio fue llamado Carta Magna. Es curioso: cuando ahora nos referimos a la Constitución que garantiza las libertades de los ciudadanos, la llamamos orgullosamente Carta Magna. Tal vez, en aplicación de la memoria histórica deberíamos prescindir de dicho título.

Se nos invita, por consiguiente, desde instancias situadas a muy alto nivel, a renunciar a la conciencia histórica y asumir en su lugar la memoria. Los historiadores deberíamos abandonar el método que la experiencia ha venido aconsejando, en línea con Ranke, exponiendo los hechos «wie es eigentlich gewessen», como sucedieron en realidad, a fin de conocer, más allá de nuestros gustos y preferencias, todo lo sucedido en tiempo pasado, a fin de aprender, como corresponde a la persona humana, de todos sus actos asumiendo la responsabilidad de las consecuencias que de ellos se derivaron: Una selección previa que condena una parte de estos actos al olvido o, todavía más grave, a la descalificación, no puede ser correctamente calificada de memoria histórica; es en todo caso, memoria política. No es difícil preveer que de aquí no van a salir avances sino anquilosamiento.

Cada generación recibe de las anteriores un patrimonio. Con independencia de que le guste o no, es la herencia que se le entrega y desde ella, está obligada a trabajar, como hace la persona individual concreta con los bienes recibidos. Hay un gran riesgo en el aferrarse al pasado, pero es mucho mayor cuando se pretende destruirlo como si no hubiera existido. En 1871 Jacobo Burckhardt uno de los mejores historiadores que ha existido, hizo una seria advertencia: veía un oscuro futuro asomándose y acertó.

Recuerdo que en 1971, en el XIII Congreso Internacional, estábamos reunidos muchos historiadores de todos los países en la gran Sala del Soviet Supremo de Moscú. El discurso inaugural fue pronunciado por Zhukov y repartido en textos de diversas lenguas: insistió en estos dos puntos, como un cálido homenaje a Lenin: hay «un proceso intensivo de liberación nacional de la opresión colonial y un rápido crecimiento del movimiento progresista internacional con los objetivos de paz, democracia y socialismo». No tendrían que pasar muchos años para que la momia de Lenin fuera arrinconada y su revolución soslayada.

Necesitamos una conciencia histórica firme, y más aun en estos años en que cumplimos los dos siglos desde que se derrumbó en las calles madrileñas el sueño de Napoleón. Pero sin hacer juicios de valor. Procurando aprender, ya que muchas cosas de Bonaparte fueron aprovechables y muchas otras pudieron haberse evitado desde una experiencia. No olvidemos que se iniciaba, dentro y fuera, una serie de guerras, cada una más cruel que las anteriores y que esta amenaza, en forma distinta, sigue pesando sobre nuestras cabezas. La Historia es la experiencia colectiva de la Humanidad, sin colores ni distingos. Porque progresar no consiste en acumular bienes materiales sino en crecer: ser más.